Chapulines: ¿Políticos sin ideología?
¿Sirven de algo las ideologías? Si partimos del contexto en que se desarrolla la política en México, la respuesta inmediata es que no. En sentido literal, es válida la afirmación de que los políticos no tienen ideología, pero eso sí, intereses personales específicos, sobre todo de camarilla, para unos usan la expresión de la nomenclatura, es decir, la elite política que toma las decisiones, no siempre acordes con el interés colectivo.
Es válido, incluso, decir que nunca han tenido –la gran mayoría-, una ideología, puesto que el cambiar de partido, no es de hoy. Siempre ha existido; y lo más extraordinario es que, hay políticos, que hasta con 3 partidos han triunfado; lo que en palabras claras, indica que la gente vota por ellos, porque los conoce y no por el partido. Y la elección del próximo 6 de junio no es la excepción. Es el voto razonado que, para otros, es un voto cruzado, incluso en buena medida inducido por la misma elite del poder.
¿POR QUE CAMBIAN DE PARTIDO?
Siempre, a simple vista, la explicación valida ha sido que, después de mucho trabajar, no reciben una oportunidad de participar como candidato. Se han cambiado y han ganado, se puede anotar el caso de Gustavo Cárdenas: como priista hizo talacha, se posiciono entre el electorado, pero la versión es que, en aquel momento Antonio Martínez Torres, que era el líder del PRI, ni siquiera lo recibió para escuchar sus planteamientos. Lo ignoro, y el PRI perdió la elección municipal.
Felipe Garza Narváez, toda una institución y hasta un icono de la vida política del PRI, con cargos partidistas como de elección popular, un día renuncio al mismo. Alego que dejaba al PRI porque se había transformado, que había cambiado y ya no le respondía a la gente y, así, tampoco le respondía a él. Simplemente se salió, se adhirió al proyecto de AMLO, aunque no se afilio a MORENA. Entiéndase que hay, en este sentido, muchos que no explicaron, simplemente se cambiaron y ya son parte de otros intereses.
CHAPULINES DEL 2021.
Para la elección del próximo 6 de junio hay muchos chapulines. Los más connotados, que más revuelo han causado, ha sido el de Carlos Peña, mejor conocido como Makito, que deja al PAN para irse a MORENA. Y como el, otros dejaron el PRI, y ahora son candidatos: Lalo Echevarría y Erasmo González, pelean por una diputación federal; en tanto que Olga Sosa, busca la alcaldía porteña. A estos chapulines, quizá, se les pueda explicar individuamente, pero n les quita lo chapulín.
Connotados priistas, como Yahleel Abdala y Oscar Almaraz, ahora son candidatos del PAN. La primera a la Presidencia Municipal en Nuevo Laredo en tanto que el segundo, va por la diputación federal en el Distrito V. Ambos dieron la misma explicación, como que tienen al mismo manager: que participan ahí donde, están convencidos, se puede trabajar con mayores posibilidades de detener el avance de MORENA, la 4T en la entidad. Hay, pues, una justificación práctica.
ESTRATEGIA CHAPULINEA.
El chapulineo legislativo es, quizá, de lo más vergonzoso o inmoral, porque se hace desde una práctica política estratégica: consolidar una bancada, en menosprecio del partido que le hizo legislador. Todavía se recuerda el caso de Gerardo Fernández Noroña que, con el fin de convertirse en el líder parlamentario, logro que diputados de otro partido se cambiaran al PT, se fueron, dijeron, con el señuelo de candidaturas y otro tipo de prebendas, entre ellas, la económica.
Y en el caso de Tamaulipas, el caso que recuerdo, es que así fue como el PRI logro en tiempos de Egidio Torres Cantú, tener el control del Congreso Local: el PRI no gano la mayoría, pero el Verde le presto a dos de sus diputados para que Ramiro Ramos Salinas se convirtiera en el líder congresal. Ni modo, claro, de pensar que fue un chapulineo político-ideológico. Es más fácil pensar que fue por otro tipo de intereses y beneficios.
OLVIDAN AL PUEBLO.
En términos teóricos el chapulineo partidista no debiera de existir, menos el legislativo. En el primer caso, lo más común, es que un político se cambia de partido en busca de mejores oportunidades, porque no es parte de la camarilla en el poder; en el chapulineo legislativo es, vamos pues, más amoral: hagan de cuenta que hay una operación de compra-venta en la cual, tanto el comprador como el vendedor, obtienen una ganancia, sea política u económica. Para ellos no existe el pueblo, si los intereses y beneficios personales.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ