Todo mundo, o medio mundo pues, afirma que esta navidad es diferente y tienen razón. El año completo ha sido desastroso; unos han perdido la vida, otros el empleo, unos más cerraron sus empresas y negocios. Y en medio de todo eso una forma de vida que causa estrés, impotencia, coraje, desesperación. El covid-19 nos cambió la vida… y también la navidad.

Con todo y que en algunos lugares de la ciudad se pueden apreciar los motivos navideños, veo que no es igual, o con la misma intensidad, que otros años. Y es que, de hacer reuniones digamos familiares (más de 30 personas) ahora será cuestión, vamos pues, de la familia en cuadro chico. En nuestro caso, solo 4 personas: habrá lugares vacíos en la mesa.

MIS NAVIDADES.

Estoy convencido de que toda navidad es y ha sido diferente. En mi caso, las navidades de mi niñez fueron sencillas. Sabía que había santa Claus y los Reyes Magos; pero, en esa época, muy difícilmente, no me traía juguetes. Si acaso, mama hacia tamales y buñuelos; nos despertábamos, yo y mis hermanos, y revisábamos bajo la almohada, por lo regular encontrábamos una bolsa de dulces y, de vez en cuando, un carrito de madera o de lámina.

Ahora, ya como adulto, incluso con familia, las navidades han sido diferentes. Concertar coincidir con algunos familiares; ser parte de un intercambio de regalos, hacer los canticos de pedir y dar posada, y claro disfrutar de una buena cena y un mejor vino. La felicidad, la alegría compartida, es algo que no se puede olvidar y queda en nuestra memoria como una muestra de unión y fraternidad familiar.

NOCHE BUENA.

La Noche Buena ha sido siempre la oportunidad de convivir fraternalmente en familia y más cuando es una familia de fe religiosa. En casa de mamá, por ejemplo, se pone el nacimiento, se acuesta al Niño Dios, se hacen las oraciones pertinentes y conviven, en este caso, con vecinos. Hoy, claro, no pudo ser igual. La fe, la esperanza, la solidaridad, esa no cambia. Jesús está presente por la creencia y la fe.

Noche Buena se convierte así en un acto de fe. Festejamos el nacimiento de Jesús; quien, con su doctrina, sus enseñanzas, pregono el amor al prójimo; combatió a los mercaderes de la iglesia y nos legó, así, un conjunto de enseñanzas que, lamentablemente, iglesias como la católica en su gran parte han olvidado. La vida y la fe religiosa se ha ido modificando, por eso aparecen falsos profetas, líderes religiosos, que se aprovechan de la fe de la gente.

FELIZ NAVIDAD.

Amigos y amigos, mis caros lectores, no puedo imaginar cómo algunos de ustedes celebraron la Noche Buena. Pero lo que, si sé, es que aquellas personas que son de fe firme; que están convencidas de que la fe obra milagros, van a disfrutar el momento. La cena puede ser gourmet en algunas casas, en otras puede ser, algo tan sencillo como tamalitos, buñuelos, pollo o carne asada. Lo importante, ahí, debió ser el momento de dar Gracias por los alimentos recibidos.  De entrar en comunión con Dios, sentir la presencia de Jesús.

No me queda más, amigas y amigos, que desearles una Feliz Navidad. Que sus familias, sus seres queridos, disfruten de salud; que la alegría y la felicidad esté presente en cada uno de sus miembros; que el amor, de padres e hijos, de abuelitos y nietos, sea pleno y la vía para disfrutar cada momento de vida. Nunca, eso sí, nunca perder la fe y la esperanza de vivir felices.

¡Feliz Navidad!

Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.