El arte de adiestrar caballos: Rubén Contreras y su complicidad
Guadalajara, Jal (Agencia Informativa de México).- 48 años de adiestrar caballos, pero Don Rubén Contreras Anguiano es más que eso. Un hombre que fue punta de lanza para que San Miguel Cuyutlán iniciará con la gran fama de la que ahora goza: Tierra de grandes corceles.
Hombre alegre, sencillo, sincero, respetuoso, trabajador, entregado a su familia y a su gran pasión: Los caballos. Seguramente aún recuerda con cariño su primer potro, un bayo llamado “El Abanico”.
De cepa ecuestre, de esos caballistas autodidactas, sin formación especializada más que su hambre de trabajo y sus ganas de salir adelante. Descendiente de una familia amante de los caballos por tradición. Unos brincaron más allá del adiestramiento y han sobresalido en arenas importantes, nacionales e internacionales.
Aunque no todo fue bueno. Comenzar sin certeza en una tierra que no es la propia y ganarse la confianza de los dueños de los caballos. Aun así, Don Rubén decidió mantener su fama de forma local. Indiscutible decisión, porque sembró semilla en la tierra que lo adoptó, San Miguel Cuyutlán y en la que lo vio nacer, Teocuitatlán de Corona.
A la fecha, decenas de hombres y jóvenes han seguido su ejemplo, su hijo Rubén Contreras es uno de sus mayores legados. Gracias a la complicidad, empatía y amor que Don Rubén Contreras siempre ha mostrado por los caballos, se inició la educación y arrendamiento ecuestre de calidad en muchos pueblos del estado de Jalisco.
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