Del feminismo al feminicidio: Contradicciones en el poder
Este 25 de noviembre, se conmemoró un ejercicio más de "El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer".
Se conmemora anualmente el 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas públicas en todos los países para su erradicación.
REPASO TEÓRICO "FEMINISMO":
Para retomar este importante tema, citando un artículo del caso Español, por Ana de Miguel en las redes, nombrado como "La violencia de género: la construcción de un marco feminista de interpretación", me permitiré reproducir algunos de sus principales planteamientos:
1- El movimiento feminista. Políticas reivindicativas y políticas de redefinición:
El feminismo, como teoría y como movimiento social ha recorrido un largo camino repleto de dificultades hasta llegar a redefinir la violencia contra las mujeres como un problema social y político. Y es que la visión tradicional, es decir, patriarcal, de este tipo de violencia ha oscilado y oscila entre su consideración como algo normal y necesario en el sentido de natural, anclado en la naturaleza diferente de los sexos y en sus relaciones personales, a su consideración como problema patológico en los casos más graves.
Las sociedades premodernas se han caracterizado como sociedades en que la muerte y la violencia eran un hecho cotidiano, con el que se convivía con resignación y cierto fatalismo. Tanto si abrimos las páginas del Antiguo Testamento, como los libros de historia (por ejemplo de la civilizada Roma), como si acompañamos a Foucault en su ya clásico recuerdo del espectáculo popular que eran las ejecuciones en la plaza del pueblo medieval, encontramos escenas de una violencia que al día de hoy nos cuesta asociar con la realidad. Parecen más bien escenas del reino de la ciencia ficción y las más graves psicopatías.
Si nos interesa reconstruir la historia de la violencia no es tanto para sopesar sus cifras como para buscar la línea que une los cambios en la situación y la percepción social de las mujeres con los diferentes grados de sensibilidad e intolerancia ante su persistencia. El ya citado Vigarello relaciona este cambio con la evolución del Sujeto.
Los sesenta fueron años de intensa agitación política y de cambios sociales y culturales, años en que bajo el eslogan “lo personal es político” cambió el propio concepto de lo político. Los movimientos sociales se erigieron en protagonistas de la lucha contra un Sistema (con mayúsculas) que se legitimaba en la universalidad de sus principios y que era en realidad clasista, sexista, racista e imperialista. Y además hipócrita y aburrido. El movimiento feminista, uno de los más combativos, fue muy plural y desarrolló tan diversas formas de acción como de planteamientos teóricos.
El avance hacia sociedades más igualitarias junto con la progresiva aceptación de los marcos de interpretación desarrollados por el movimiento feminista explican, en buena medida, la deslegitimación de la violencia contra las mujeres y su reconceptualización como un problema social. Sin embargo, este proceso no estaría completo sin concretarse en unas políticas reivindicativas para su erradicación. Políticas que en general se han centrado tanto en medidas preventivas como punitivas.
De la reconstrucción que estamos realizando se desprende que los movimientos sociales abren un espacio especialmente idóneo para que se den las condiciones de la creación e innovación en el conocimiento. Las teorías pueden ser y de hecho son fruto de individualidades, las teóricas del movimiento -líderes epistemológicas, pero desde la perspectiva cognitiva el conocimiento aparece como el resultado final de un intenso proceso colectivo de puesta en común de experiencias, ideas, pasiones, luchas y solidaridad.
Fuente: http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=440
SITUACIÓN DE LOS FEMINICIDIOS EN MÉXICO:
En este gobierno de grandes transformaciones, que afirma dar un nuevo enfoque a la atención de la violencia e inseguridad, el cual acusa de todos los males a la 'llamadas políticas neoliberales', podemos empezar diciendo que: "De enero a junio de 2020 se registraron 489 feminicidios en México, que representa un aumento de 9.2% a los feminicidios registrados en los primeros seis meses de 2019, de acuerdo con los propios datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública" (SESNSP).
La cifra de feminicidios en lo que va del 2020, también es más elevada que la que se registró de enero a junio de 2018 cuando se registraron 432, que significa un aumento de 13.2% en 2020 comparado con 2018.
POSTURA DEL GOBIERNO ACTUAL:
El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró este 25 de noviembre, que las causas de un feminicidio son las mismas que las de un homicidio, y las atribuyó a la descomposición social derivado del periodo neoliberal, la desintegración familiar y la pérdida de valores.
SECRETARIA DE GOBERNACIÓN LO CONTRADICE:
La Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, corrigió al presidente y aseguró que las causas de un feminicidio no son las mismas que las de un homicidio.
Un homicidio no puede equipararse a la de un feminicidio, ya que cuando se produce el asesinato de un hombre difícilmente se dan por razones de género. El feminicidio encierra componentes de misoginia, crueldad, odio e impunidad social e institucional, según Amnistía Internacional.
COLOFÓN: Ante estas graves contradicciones, los mexicanos lo menos que deseamos es que se pongan de acuerdo al menos, en las concepciones de las 'causas y efectos' de los feminicidios y la violencia de género. Más al ser testigos del ambiente de violencia y anarquía que está misma noche se vieron en las expresiones de una nutrida marcha de los diferentes grupos feministas y de lucha contra la violencia contra las mujeres en México.
Esta importante manifestación, conformada de grandes contingentes que marcharon pacíficamente desde el monumento a la Revolución hasta el Zócalo, se vio nuevamente manchada con las actitudes de los grupos anarquistas de mujeres de la ciudad de México, que mostraron que no se puede exigir la terminación de la violencia, precisamente con más violencia...
Jorge Alfredo Lera Mejía
Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).
Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.
Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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