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¡Un grito para mi patria!

Por: Jorge Alonso Infante El Día Jueves 24 de Septiembre del 2020 a las 22:30

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Mes de septiembre, mes patrio aquel en el que el ánimo nacionalista florece, algunos recordando los grandes momentos en que nuestros antepasados lucharon por justicia y por causas nobles y otros aprovechando los días para reunirse y convivir teniendo una excusa más para hacerlo. Los libertadores lucharon por dar fin a una opresión popular, teniendo en mente que su esfuerzo, el cual muchos pagaron con sus vidas, fuera la semilla que después floreciera para dar pie a un fruto de armonía, equidad y mejoría social.

Muchos años han pasado y tras evolucionar acompañando al paso del tiempo se siente como si lo logrado por nuestros patriotas antepasados se viera opacado por una nube de incertidumbre, por un sentimiento de desesperanza con dejo de nunca acabar. Celebramos nuestra historia siendo testigos de una realización no alcanzada, de una brecha de desigualdad que pareciera nunca acortarse, aun con esfuerzos valiosos de aquellos que no dejan que la flama de la esperanza y redención se apague, pero envueltos en una inevitable vorágine causada por años de pasmo, permisividad o simplemente falta de agallas.

Los colores de nuestra bandera parecen brillar más intenso en estos días, colocados por doquier, como fiel recordatorio de la hermosura de nuestro lábaro patrio, resplandece el verde, blanco y rojo pero el águila parece haber suspendido su vuelo, queriendo primero tratar de devorar de una vez por todas a la serpiente voraz que no recula en su intento por propagar su veneno  corruptor, mezclado de una impunidad y letargo interminable que mata lenta pero dolorosamente; el mismo que sigue inyectando en las arterias de nuestra nación, afectando directamente al sistema nervioso y paralizando una parte de su funcionar.

Estruendos en el aire cimbran nuestro presente y no precisamente a causa de cañones revolucionarios o producto del estallido de fuegos artificiales para celebrar, sino ráfagas intermitentes o a veces incesantes provenientes de fusiles que fueron tomados por aquellos que decidieron dar su espalda al bien hacer, mexicanos que decidieron olvidarse de la hermandad, abriendo paso a una incesante crueldad, aprovechando la displicencia oficial y popular, luchando cruentamente entre ellos pero llevándose entre los pies a los demás.

Las leales fuerzas federales los combaten, otros sucumben ante su inminente poder corruptor, algunos valientes alzan su voz, otros temen accionar por las fuertes consecuencias, soldados dan su vida por una causa más que noble mientras en otros estratos fraguan la continuidad de una podrida guerra que apesta a complicidad y una real falta de voluntad política y social.

Hoy le grito a Hidalgo, Morelos, a los Marianos, Allende, a Doña Josefa Ortiz y a todos aquellos que con gran gallardía lucharon; les grito suplicando perdonen nuestros errores, nuestra falta de valor, nuestra inverosímil complacencia, pero sobre todo nuestra falta de pudor, reconociendo que en estos años pudimos haber hecho más, se pudo de tajo parar la maldad en lugar de permitirla y muchas veces inclusive festejarla.

Los que patriotas nos consideramos luchamos desde nuestra trinchera, pero quizá no con el tesón necesario para hacer la diferencia, reconociendo quizá no la derrota, pero si el inminente avance del mal. Los que simplemente inertes se quedaron en su paralizante mismidad, continúan y aquellos que en el surgimiento del mal participaron, rehúyen de su criminal involucramiento, endilgando a las costumbres e idiosincrasia de nuestro pueblo la culpa del terrorífico presente.

¡México!, mi querido y adorado México, hoy prometo seguir luchando por la justicia y tu libertad, con mis palabras tratar de redimir conciencias, con mis actos ser coherente con mi pensar y en mi pecho seguir albergando ese inigualable orgullo de ser hijo de una tierra mística, combativa, rica en recursos naturales, cultura y siempre esplendorosa, aquella que me vio nacer y a la cual le debo mi sentido inconfundible de pertenencia. Por ti mi vida, por ti mi ser, por ti mi orgullo y todo mi querer.

Hoy y siempre, ¡viva México!

Que el amor por nuestra patria sea constante y siempre vibrante, este escrito fue hecho en el año 2015 por su servidor y aún que ahora lo rescato sigue presente en todo su contexto, para bien y para mal. Espero que en otros cinco años lo negativo ya no tenga al menos tanta prevalencia. Mucho que reflexionar mis compatriotas y hermanos mexicanos, si vamos a gritar que ¡viva México! hagamos que realmente viva, pero que viva una diferente realidad.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)   

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