A estas alturas…
A estas alturas deberíamos haber comprendido el modus operandi del sistema político mexicano, quizá puedan encontrarse casos excepcionales en el país, pero en general el ámbito, así como su funcionamiento son muy similares en la mayoría de los casos. Así es mis estimados y más que bien ponderados y respetados lectores, a estas alturas ya no podemos aseverar que tal o cual cosa nos sorprende, ya que nos hemos visto sorprendidos a través de los años precisamente por ¡”cada cosa”!. Enumerarlas creo está de más, sabemos perfectamente cómo pasan las cosas, sin ser discriminativo pero los que generalmente se dan el tiempo de leer este tipo de colaboraciones están más enterados del acontecer político-social, así es que sé que saben perfectamente a lo que me refiero.
Ahora ni todo es tan malo ni a todos habrá que juzgarlos, inclusive muy a mi estilo ni nombres o ejemplos pongo, pero si debemos de estar conscientes que el destino de nuestro país siempre ha estado en nuestras manos. Ya culpar a los gobiernos es algo como culpar a las cervecerías por vender tantas cervezas y uno sigue consumiendo. ¿A qué me refiero? No culpemos a ellos si los que los ponemos somos nosotros, cualquier alegato en contra puede refutarse claramente. Que si los partidos ponen candidatos no aptos, pues exíjanles más, que si el gobierno no actúa como debería en detrimento de los intereses de sus representados, lo mismo. Muchos países vivieron cosas así, pero fue el colectivo social los que generaron el cambio gradual cualitativo.
Lo he puesto de ejemplo en varias ocasiones, el no hacerlo es como la bola de nieve de las caricaturas, va rodando y se va haciendo más grande y agarrando más velocidad, para cuando acuerdes ya es algo incontrolable que reventará al estallar, dejando caos y desorden por doquier. Esas bolas de nieve ya se han hecho grande y han estallado una y otra vez, pero en lugar de enmendarlo dejamos que siguieran formándose nuevas y empezarán el ciclo destructivo otra vez. Si le suman figurativamente hablando, cuantas de estas hemos dejado formarse y que nos estallen, estaríamos en posición de asombro viendo cómo es que todavía seguimos a flote.
Son como torpedos a un gran buque, de tanto que le están tirando por más fuerte que este sea, tarde o temprano tiene que hundirse. Nadie pensaba que el Titanic se hundiría, su magnificencia era tal que era imposible pensarlo; y por soberbia y displicencia este encontró su letal iceberg y tristemente miles fenecieron.
Profunda reflexión…
“Mi Maestro el Pulpo” (My Octupus Teacher)
Si tienen la oportunidad de ver este hermoso documental se los recomiendo absolutamente. No solo nos muestra lo maravilloso de los distintos paisajes de nuestro paradisiaco planeta, sino nos da una lección brutal de nuestro mal planteado y alimentado egocentrismo humano. Si un humano y un pulpo son capaces de hacerse amigos y compartir lecciones de vida, que no seamos capaces nosotros de ponernos de acuerdo para hacer las cosas mejor en beneficio de nuestro entorno y planeta. Que tristeza me causó reflexionar que en verdad somos nosotros los humanos los que nos complicamos en tremenda demasía nuestra existencia. Andamos en busca de explorar otros planetas para expandir nuestros horizontes cuando no somos capaces de entender el nuestro, al contrario, lo estamos destruyendo.
El paraíso lo tenemos, es cuestión de cuidarlo y vivir en armonía con él.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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