Chapulines legislativos
¿Es válido, legal o moralmente, que un diputado o senador abandone a su partido y se cambie a otro? Es una práctica de siempre, o al menos desde que conozco algo de política; tanto a nivel local, como nacional. Legisladores que, de pronto, peleados con la dirigencia o con su líder parlamentario, que se declaran independientes o que, sin decir agua va, se cambian de bancada.
Efectivamente es una práctica común, al menos en México. No he estado de acuerdo con este comportamiento, como tampoco que un legislador no asista a una sesión de su cámara o que se quede en el limbo, absteniéndose. Tienen un trabajo, que buscaron y el voto se los concedió: por eso, el trabajo, la definición, es ineludible. Cuando se comportan así, da la impresión que no tienen valores ni principios, responsabilidad o lealtad a los ciudadanos y a su partido.
EL POLITICO.
Un día un político falleció y fue llevado a una misa de cuerpo presente. Ahí, el sacerdote, no tuvo empacho en señalar que el difunto había abrazado la mejor de las profesiones que Dios concedió a los seres humanos: la de ser político, porque esta profesión dijo, se caracteriza por un valor fundamental: servir a los demás. Efectivamente, eso dicen y pregonan los políticos: que tienen una vocación de servir a sus electores, por eso buscan el poder, para poder servir mejor.
Sin embargo, hace muchos años, Max Weber explico que ser político también es la oportunidad para servirse del poder; porque, bien que lo explico, el político o servidor público que tiene poder así tiene acceso a beneficios, prebendas y prerrogativas que se derivan del cargo. En este caso, al menos en México, el Código Penal enumera las conductas del servidor público que son acreedoras de una sanción penal.
CONVENIENCIAS PERSONALES.
Lily Téllez es ampliamente conocida por su trayectoria periodística. Y en las últimas elecciones, por su comportamiento, digamos radical, fue cooptada por MORENA para ser una de sus candidatas a senador por Sonora. Y gano: sin embargo, ya como senadora sus posturas chocaron con su bancada, una y otra vez, hizo reclamos y cuestionamientos y al ver, digamos, el sometimiento de los legisladores morenistas al Ejecutivo, un buen día anuncio que se cambiaba de bancada: ahora es panista.
El caso de Miguel Ángel Mancera es emblemático del chapulineo, pero sobre todo, de cómo se recurre a esa artimaña únicamente para tener poder. Es actualmente senador plurinominal, pero lo que son las cosas, llego por la lista de representación del PAN, en virtud de la alianza que se hizo en la elección anterior. La cuestión es que, habiendo tomado posesión, se le designa como líder de la bancada del senado en el PRD. Y, por cierto, a menos que esté equivocado, pero no es ni siquiera miembro del PRD.
LECCION DEL PRI.
Hace días Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido como “Alito” y actual Presidente del CEN del PRI, festino que su partido recibió el visto bueno del INE sobre reformas a sus estatutos. Una de esas reformas tiene que ver con el chapulineo legislativo: establece que todos sus candidatos a legisladores, sean diputados federales o locales, o senadores, están obligados a firmar una carta de lealtad al partido. En ella, informa, se establecerá que cualquiera de sus legisladores están obligados a pedir licencia y permitir que el suplente lo supla en sus tareas legislativas en lugar de cambiarse de partido o de bancada.
La cuestión es que, quiérase o no, hay que recordar que los priistas lo menos que tienen es respeto por sus propios estatutos: los han cambiado según la dirección de los vientos políticos. Así han permitido que, gente sin militancia, por decir, sean candidatos o incluso, de la noche a la mañana, tenga responsabilidades partidistas. El ejemplo, como que no ha sido congruente con la regla.
VANESSA LA EXCEPCION.
Vanessa Márquez Rubio pidió licencia como senadora. Fue, explico, por motivos personales. De inmediato, entro en su lugar su suplente Nancy Guadalupe Sánchez quien en su momento explico: “Estoy divorciada con el PRI” y eso sucedió cuando sus intereses se juntaron con Bonilla, el gobernador de Baja California. Por eso, aunque fue electa por el PRI, al tomar posesión luego luego se tomó la foto con Ricardo Monreal, como morenista.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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