Si pensábamos que la pandemia que nos aqueja y tristemente ha sido causante de cientos de casos de enfermos y decesos era la noticia que seguiría dominando los encabezados, pues en estos días pasados ya no. Con los sucesos de la detención del ex gobernador Cesar Duarte, de Emilio Lozoya y en lo local de Cristóbal Rosales, se abre un tema muy interesante para comentar. Para empezar no debemos de sorprendernos sobre el amplio rango de la corrupción en nuestro país, muy lamentablemente (culpa de todos como sociedad) es un mal muy inmerso en nuestra cultura. Desde el pequeño moche hasta los desfalcos millonarios, México es conocido a nivel internacional por ser uno de los países en donde la corrupción florece. Este mal acompañado de su hermano la impunidad, es lo que nos tiene sumidos en fuertes problemas sociales, una desigualdad brutal y una falta de desarrollo sustentable por demás notable.

Como siempre comento, nunca generaliza uno y claro que existen honorables excepciones, pero seamos sinceros, ¿alguien puede verdaderamente decir que no sabía sobre lo realizado con lo de las facturas?

Miren que en honor a la verdad, a mí me tocó realizar un proyecto que me pidió un amigo en alguna ocasión hace años. Él tenía un contacto en “x” área gubernamental que quería ejercer un recurso pero no sabía cómo justificarlo. Entonces mi amigo me pidió elaborara un proyecto para él entregárselo a la persona y que a mí se me pagaría el trabajo. Claro que sabía que era un acto en donde ellos se beneficiarían inflando precios y/o modificando montos, como indudablemente terminó sucediendo; igual y yo pudiera exponer que en mi caso simplemente hice un trabajo que se me pagó, pero indirectamente terminé participando en ello. Este tipo de acciones se repite o repetían como cosa cotidiana. Habrá que preguntarles a los empresarios, a gente de áreas administrativas- financieras gubernamentales de todos los órdenes de gobierno, a los periodistas, proveedores, proyectistas, etc.

El caso no es denunciar directamente a una persona o a alguna administración tal o cual, sino más bien el exponer que es una práctica que lleva años y que no sorprende a nadie, la sorpresa mayor si acaso es que ahora se estén dando mayores detenciones y énfasis en este tipo de malas prácticas. Qué bueno y asi debe de ser siempre, aunque muchos analistas pregonan que en el fondo de todo esto está el interés político y que esto no se hubiera dado sin ciertos acontecimientos que se han estado suscitando tanto el ámbito nacional como también en el estatal. Decía un compañero columnista hace días, “Ninguna administración pasaría una minuciosa revisión en donde no se les detectara al menos varias de estas acciones, tan seguro estoy que “chino mi madre” si no, o voy 10 a 1 con lana grande a quien quiera apostarle.”

Sea como sea, el hecho es que el tema de las facturas está causando fracturas, tanto en lo político como en lo social. Consecuencias del seguimiento e investigación de estos hechos delictivos se irán sabiendo conforme pasen los días y estas transcurran. En algunos casos se verán acciones contundentes y en otros serán más acalambradas y jugarretas políticas, que obviamente sin ninguna duda ni casualidad estarán siendo usadas debido al proceso electoral que se avecina el próximo año.

Esto está de risa…

Que enorme hilaridad es la de ver que personas con buenos estados de salud y más cuando estaban viviendo un estilo de vida opulento debido a sus rapacerías, cuando son capturados les resultan padecimientos y enfermedades de todo tipo cuando anteriormente no daban indicios de ello. Que si la fiebre, el azúcar, la desnutrición, que la mimisqui y cualquier cosa. Ahora sí muy enfermitos cabrones…

Hablando de casos que causan risa, ¿En verdad no sabía todo lo que sucedía debajo de sus bigotes? ¡Chúpate un limón! diría un buen amigo.

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)