Me duele ver morir a la gente de Covid-19: Enfermero en Reynosa
Reynosa, Tamaulipas.- El ver morir a la gente y la impotencia de no poder hacer más por las víctimas del Coronavirus, son los sentimientos encontrados del enfermero Luis Enrique Martínez quien cada noche está en la primera línea y haciendo junto a sus compañeros hasta lo imposible para salvarles la vida a quienes internan en el Hospital General de Reynosa.
Y estos sentimientos de ver morir a la gente y no poder hacer más, es por las precarias condiciones en que opera este hospital, que se ha visto rebasado por la demanda de atención de enfermos de Covid-19.
Al Hospital General de Reynosa, le hace falta todo, desde personal médico, de enfermería y equipamiento.
“Ya es insuficiente, ya no se puede atender la demanda de la gente que tenemos en este momento”, resalta.
Y puntualiza “Todos los pacientes están muy graves, demandan medicamentos, demandan estudios, de lo más básico como el oxígeno, no se les puede dar el tratamiento de oxigenoterapia porque no se cuentan con las simples tomas para conectarse a la pared, no hay ese equipo, es una cosa tan básica que en cualquier hospital debe haberlo, y pues no, no se cuenta con este material que es importante en el tratamiento de esta enfermedad”.
La falta de equipo y seguridad laboral, ha hecho que en dos ocasiones salgan a manifestarse para exigir que el gobierno del Estado se los garantice, pero hasta ahora solo han tenido el silencio de las autoridades.
Y ante el enmudecimiento de la Secretaría de Salud, han tenido que hacer “mexicanadas” para poder hacer la diferencia entre salvar a alguien o dejarlo morir.
Y eso le duele.
También acepta, que al igual de otros centros hospitalarios, el Hospital General de Reynosa está colapsado.
“No hay cupo para más, y aunque lo hubiese, no hay personal humano para atender y dar atención de calidad que es lo que merece el paciente”, puntualizó.
Pero además de ver morir a la gente y no poder ayudarlas más, hay otra cosa que le cala… no poder ver a su hijo.
Desde hace cuatro semanas decidió vivir en otro lugar para evitar contagiar a su familia.
“A mi hijo tengo ya como tres o cuatro semanas que no lo veo, yo ahorita estoy en una casa aparte, él está con su mamá en otra casa, y si es un poquito duro no poder convivir con ellos, si es duro como padre de familia”, cuenta con un dejo de tristeza en su mirada.
Y mientras la pandemia sigue causando estragos en Reynosa, con 2,122 contagios y 216 fallecidos, Luis Enrique dice que entiende perfectamente el enojo y desesperación de las personas por no recibir la atención debida, pero les pide que esa ira no sea contra ellos, el personal médico.
“Nosotros como personal de Salud, no nos despertamos cada mañana pensando en perjudicar a alguien, en no darle la atención, nosotros estamos por vocación, sino fuese por vocación, pues créeme que ya hubiéramos abandonado el barco, pero porque nos gusta la profesión, porque nos gusta lo que hacemos, nos gusta ayudar, es que seguimos allí y no con el afán de perjudicar a las personas, sino, que simplemente estamos para ayudarlos”.
Y hay una realidad, el estar ayudando a las personas contagiadas por esta enfermedad, muchos de sus compañeros han pagado las consecuencias y mientras se avanza, siguen esperando la respuesta de la Secretaría de Salud en Tamaulipas para que ellos puedan seguir ayudando a quienes sufren.
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