¿T-MEC será la opción del desarrollo?
Desde el 24 de abril de 2020, cuando el Gobierno de Estados Unidos notificó a su Congreso el cumplimiento de los gobiernos de México y Canadá de todos los procedimientos internos requeridos por ellos para la entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador apuesta que una vez entrada esta nueva etapa comercial, podremos retomar la senda del crecimiento.
Esta acción se sumó a las notificaciones realizadas por separado, por los gobiernos de México y Canadá, el 2 de abril y con ella concluyeron los requisitos entre los tres países para entrar en vigor.
Para México, la entrada en vigor del T-MEC, apuesta todo su resto de la crisis actual sanitaria y económica, donde los estragos registrados hasta esta semana de junio son devastadores: caída del empleo formal superior a 2 millones de trabajadores; paro laboral de otros 10 millones del sector informal, expectativas de una caída del PIB entre el 8.4% o cerca del 10% negativo al cierre de 2020.
Por ello, este gobierno buscará impulsar la recuperación económica de nuestro país y de la región de América del Norte posterior a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19.
Por desgracia, las muestras de seriedad institucional han caído drásticamente siendo en mayo el índice de confianza del productor menor a un 15%. Lo mismo sucede con la confianza del consumidor. Significa que los mexicanos no creen en el futuro cercano.
Sin embargo, aún se pueden tener ciertas esperanzas positivas del impacto en la economía del T-MEC desde Julio. Aquí algunas opciones:
En términos generales permitiría a México conservar un acceso preferencial al mercado más grande del mundo y brindará certidumbre para la inversión y el empleo.
También garantiza estabilidad a los flujos comerciales y de inversión, además de reforzar la competitividad regional con reglas de origen que permiten la integración de cadenas de valor.
El T-MEC coloca a México en una posición ventajosa a nivel global en beneficio de trabajadores y empresas nacionales, debido a que millones de empleos en nuestro país dependen de las exportaciones a Estados Unidos.
De acuerdo con datos oficiales, desde que se firmó el antiguo Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) el comercio agrícola entre México y Estados Unidos se multiplicó siete veces. Sin embargo, el T-MEC moderniza las disciplinas del tratado anterior para aprovechar las oportunidades del Siglo XXI, avanza hacia un comercio más inclusivo y responsable, fortalece la competitividad de México y la región y mantiene la certidumbre para el comercio y las inversiones.
El T-MEC también coadyuvará en la implementación del nuevo modelo laboral en México establecido por la reforma laboral mexicana publicada el 1 de mayo de 2019. Por último, fortalecerá el combate a la corrupción, pilar del Plan Nacional de Desarrollo de México.
Estaremos atentos lo que se presente en Julio, pero principalmente se tendrá que estimar como seguirá la evolución de la pandemia del Coronavirus que no da muestras de aminorar su efecto sanitario y económico.
Mientras que no aparezca la vacuna y la cura, seguramente seguiremos maniatados a poder aprovechar al máximo la entrada en vigor del T-MEC.
Jorge Alfredo Lera Mejía
Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).
Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.
Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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