Racismo, brutalidad y estallido social
El infame caso de George Floyd
Otro caso más de brutalidad policiaca se presenta en Estados Unidos, fue justamente en Minneapolis Minnesota en donde en lo debería de haber sido un arresto sin problemas, un hombre de 46 años perdió su vida tras un abuso de fuerza policiaca. Esto pasa más de lo que la gente sabe o al menos fuera de E.U. se piensa muchas veces que las cosas no son tan crueles en cuanto al racismo y discriminación, pero no es así. De nueva cuenta es un ciudadano de origen afroamericano quien fue la víctima. En los últimos años se ha venido dando muchos casos de exceso de uso de fuerza por parte de las corporaciones de policía hacía las “minorías” como le llaman allá, razas de origen no anglosajón y generalmente no caucásicos es en donde predomina el racismo, focalizándose muchas veces hacía las razas afroamericana, hispana y musulmana.
Lo que distingue este caso es que la cantidad de material visual en forma de grabaciones de video que captaron todo lo sucedido y de casi todos los ángulos posibles. Y con cada nuevo video se fue viendo que no había ningún motivo para el exceso de fuerza, es más ni fuerza alguna se debió de haber utilizado ya que George Floyd realmente no se resistió. Por nueve minutos tres policías lo tuvieron sometido acostado en el piso y ellos encima de él y uno de ellos presionando su cuello con su rodilla y todo el peso de su cuerpo, haciendo que le fuera difícil respirar. “No puedo respirar” eran las palabras que se escucha claramente en un video, las palabras de un hombre desesperado y cada vez más afectado por el abuso. Los policías hicieron caso omiso hasta que el hombre se desmayo, fue trasladado a un hospital y posteriormente falleció.
Lo habían culpado de comprar una caja de cigarros con un billete falso que resultó no ser cierto pero lo sucedido no justificaba para nada el accionar de los agentes de policía. Lo peor es después enterarse que el policía que le causó la muerte ya tenía al menos 15 casos previos en donde se habían quejado de él por abuso y/o uso excesivo de fuerza. Esto no solo habla de un sistema permisivo y coludido sino de un racismo sistémico que no desaparece.
Esto hizo recordar el caso de Rodney King en el año del 91, quien fue brutalmente golpeado por varios policías de la ciudad de Los Ángeles, quienes no fueron culpados y eso provocó un estallido social en aquella ciudad y manifestaciones en otras. Casi 20 años después la gente volvió a sufrir una indignación fuerte y salió a las calles a manifestarse, entre caminatas, marchas de protesta, gritos, cánticos y desafortunadamente actos vandálicos. En muchas ciudades de estados unidos miles y miles de personas salían a las calles a manifestarse y estando en época de pandemia por el COVID-19 y siendo Estados Unidos uno de los países más afectados.
Pareciera que se retrocede y que el racismo no solo no se erradica sino se propicia hasta desde las esferas gubernamentales. Martin Luther King debe estar dando vueltas en su tumba indignado y triste por lo que sigue sucediendo. La discriminación racial es de lo peor de nuestra humanidad, es una muestra de una lamentable falta de valores, respeto y empatía social entre todos y esto no solo prescribe entre razas, sino entre clases sociales y países. Es triste ver que pasan los años pero no las terribles y deleznables formas y costumbres, somos la especie en este mundo que más caos y destrucción propicia y la que no pareciera conocer la vergüenza.
Los lectores que me han seguido por años (lo cual humildemente agradezco de todo corazón) saben que periódicamente escribo sobre este tipo de temas, aun que mucha gente pareciera no prestarles mucha importancia como debería de ser. Siempre lo hago como una aportación para reflexionar y como un acto de concientización personal y social. Lo que hay que decir es que los estadounidenses se unen y salen a las calles a exigir a sus gobiernos den fin a injusticias, alzan su voz para que las cosas no queden en impunidad, sucedió en el caso de la guerra de Vietnam, que se perdió internamente ya que la sociedad no se calló e hizo valer su poder ciudadano.
De aquí envió un saludo fraternal a todas las razas, nacionalidades, credos, etc. que existen en el mundo, deseando de corazón un día nos veamos con más amor que odio y que comprendamos que no importando quien seas o de donde vengas, todos somos parte de este globo que llamamos tierra. Una canica entre miles de una infinita galaxia, aquí nadie es más que nadie y no somos más especiales ni que las cucarachas o ratones, aunque pensemos lo contrario.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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