En la política como en la vida o deportes las memorables rivalidades se generan cuando dos o más fuerzas se miden entre sí, en condiciones similares o sino al menos con una intensidad muy especial. Generalmente cuando esto pasa todos se benefician ya que se ven obligados a perseverar y trabajar más arduamente para poder salir vencedor, o como dicen los estadounidenses, “you have to step up your game”. Siempre es positivo que existan fuerzas que generen un balance necesario para mantener a raya a los poderes en turno para que estos no se vuelvan cacicazgos o con un predominio que raya en el absolutismo. Que mejor ejemplo que el dominio férreo que mantuvo el PRI por tantos años, con todo lo que ello trajo y significó para la nación. Claro que se les reconoce todo lo positivo que se hizo pero gobernar así fue algo que propició la creación de la cultura de la infame corrupción e impunidad.

Las cosas no parecieran cambiar, solo los actores y los colores de quienes quieren llegar a acaparar el poder a costa de todo. Y para mantener una hegemonía política tal pues se tienen que combinar varios factores, la opresión y represión de los grupos opositores por parte del grupo en el poder, una indiferencia y/o hartazgo social y la colaboración a modo o apatía de las fuerzas opositoras. Esto se ve en los tres niveles de gobierno, no importando quien esté en el poder sino es algo que sucede mucho aquí y en muchas partes del mundo. Aquel que detenta el poder muchas veces tiende a caer en excesos, no siempre es así pero al menos en la historia de México es casi un hecho que esto pasa y pasa mucho más de lo que uno quisiera.

Es por eso que siempre será importante tener una sana competencia entre diversas ideologías o posturas políticas y que precisamente sean los partidos de oposición los que comprendan el rol fundamental que juegan en todo esto. Ser comparsas o hacerse como el que hace pero no hacen nada es peor que el no tenerlos desde un principio. Hace unas semanas comentó una persona de años de experiencia en temas políticos aquí en Tamaulipas:

“Estamos en una época de vacas muy flacas en cuanto a personajes políticos con arraigo o convincentes se refiere, voltea uno para el lado que quieras y terminas viendo solo más de lo mismo, muchos refritos, otros nuevos pero insulsos, los amigos, los familiares, los que nunca tendrían por qué estar donde están. Eso no es de ahorita claro está, es la forma en cómo siempre se han manejado los partidos políticos, intereses y más intereses. Lo que sí es una verdadera vergüenza es el papel tan paupérrimo y de burla que están haciendo los partidos opositores en Tamaulipas. Movimiento Ciudadano sigue cooptado por un personaje de gran colmillo y lengua larga que ya tendría que hacerse a un lado, Morena fue más “bla, bla, bla,” que lo que realmente están demostrando, al menos aquí en Tamaulipas su operación política es de risa y da mucho que desear. Y del PRI pues que decir, los que antes se sentían reyes omnipotentes del territorio, ahora no son más que unos simples bufones y lacayos sin vergüenzas. En otras palabras, en verdad es una fraudulenta e irrisoria oposición.”

Amable lector, podremos estar de acuerdo o no con el punto de vista que dio la persona pero la verdad no está tan alejada de lo expuesto. Ni es irrefutable y ni aplica a todos pero en lo que respecta a lo de la oposición política en el estado, pues en verdad si está dejando mucho que desear. Y esto se nota más porque la presencia y poder del gobierno se siente y eso habla de un oficio político que se está llevando a cabo. Y no se trata de denostar a tal o cual sino de exponer posturas acorde a lo que se está viviendo, ni modo que no sepan cómo hacerle si hace unos años se los acaban de demostrar.

 ¿Imagínense un Chivas sin el América, un Barcelona sin su acérrimo rival el Real Madrid, un Márquez sin Pacquiao?

Pero que esperamos en el país donde todavía se pregona y se ve:

 “El que sabe, sabe y el que no, es jefe…”

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)