El día de ayer ocupé parte de mi tiempo en el diseño de portadas. Siempre no usé el color aguamarina, ni el turquesa para esta próxima propuesta o proyecto número tres; preferí arriesgarme un poco más para dibujar algo con el que se apoyara el color que iba a elegir.

Lo que llego a suponer -puesto que soy novato en esto del diseño-, es que el color por sí mismo dice mucho, pero el hecho de que vaya acompañado por una imagen todavía le da más fuerza a la creación. Por eso, me decidí a dibujar un reloj, mi reloj de pulso.

Para ello, tuve que utilizar nuevamente la aplicación Paint 3D de donde seleccioné en Formas 2D, líneas curvas, un círculo y una cápsula. Del menú seleccioné Texto, enseguida para los números y palabras elegí la fuente Times New Roman (y yo que ya le había dicho “¡adiós!”, a la Times New Roman).

Una vez que terminé de dibujar el reloj de pulso me dio la impresión de que la manecilla que marca los segundos estaba en movimiento. Creo haber descubierto o creado una ilusión óptica, también puede caber la posibilidad de que sea yo únicamente quién se imagine ver la rotación de la manecilla.

Me ha costado un poco de esfuerzo crear este diseño. Ayer por la noche lo comencé sin tener una idea clara de qué es lo que deseaba proyectar, incluso, batallé para dar con los colores que se adecuaran a la idea.  En este caso para el fondo apliqué tres colores, comenzando por el blanco, en primer plano; color morado fuerte y morado suave, en segundo plano.

En Paint 3D este color morado viene siendo el color rosa. Al final me gustó el diseño del reloj de pulso para la portada de libro, aunque todavía pienso agregarle unos detalles. El reloj de pulso da la impresión de que es real, y no un simple dibujo. La manecilla que marca los segundos se mueve, ya en serio.

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Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.