Somos una especie que sin duda se rige por emociones, nuestras vidas las vivimos cada quien a su manera, como fuimos inculcados, criados, en las circunstancias en las que cada cual creció o como cada quien termina queriendo ser. Aun y que cada cabeza es un mundo y no existe ningún humano idéntico a otro, sí reaccionamos en similares maneras en cuanto a factores sociales que nos atañen a todos. Para bien o para mal solemos ser una especie que sigue patrones colectivos, nos dejamos influenciar o llevar por lo que otros dictaminan. Podemos llegar a ser despreocupados, quejumbrosos, violentos, intolerables, o como “borregos” dentro de la sociedad pero también podemos convertirnos en gente muy caritativa que abre sus corazones ante circunstancias especiales.

En nuestras vidas como en el ámbito político súbitamente surgen cosas que ponen a prueba nuestra integridad, nuestra capacidad de perseverar, de salir avante en tiempos difíciles. Y son en estos tiempos y/o momentos también que quedan al descubierto nuestros debilidades, nuestras imperfecciones y en muchos casos la dura realidad de no ser todo lo que pensábamos que éramos. Hablar es fácil, pavonearse presuntuosamente cuando se tiene poder con falsos conceptos o logros insulsos es algo que seguido vemos. Muchos se pierden en burbujas de fantasía infladas por su ego o por las adulaciones de aquellos que se benefician o que tienen o sienten la necesidad de rendir pleitesía a la persona que los apoya o apoyó. Cuando la mente o espíritu es débil ellos sienten que vuelan por encima de los demás y que su “magnificencia” es admirada en los cielos cual deidad merecedora de halagos.

Increíblemente en burbujas de fantasía inmersos están, aquellos que sienten que con cierto cargo la gloria alcanzaron, se piensan gloriosos, indispensables, fantásticos, cuando la realidad es que son unos simples lacayos.

Vuela en tu burbuja, vuela alto vuela fuerte, deja que los vientos te eleven hasta lo más alto, y allá en las alturas cuando ensimismado más no puedas estar, prepárate, por que al momento de que esta estalle la caída no solo es larga sino por de más contundente.

No hay burbuja que no reviente ante inmensa presión…

Reflexión… 

“Las fragilidades de un sistema no provocan rápidamente su caída a menos que alguien las ponga de manifiesto y deje que sus efectos sean notorios rehusando ayudarlo.”

-Jean-François Revel-

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)