A prueba y error
Debido a que en una imprenta muchas veces debido a la carga de trabajo que tienen, llega a ser difícil que nos saquen unas cuantas impresiones de las primeras dos o diez páginas del archivo en PDF. Eso no quiere decir que no se pueda, sino que tiene uno que esperar hasta que haya tiempo para que nos entreguen el trabajo lo cual representa en ocasiones una espera de hasta una semana.
Por esa razón, para las pruebas de Word sobre márgenes, textos y configuración de página que he estado realizando últimamente, se me ocurrió ir al mismo chat donde ya había ido un par de veces en donde, por cierto, no siempre era la misma persona quien se encargaba de atender a los clientes, por cuestiones de horario, supongo.
*La prueba consistía en imprimir una página a doble cara con un formato en media carta.
Como antecedente ya sabía, por ejemplo, que el archivo una vez impreso iba a salir en hojas tamaño carta. Lo que ahora me hacía falta saber era:
1.- Que el archivo en PDF saliera a doble cara tal como estaba diseñado.
2.- Que una vez que saliera la prueba a doble cara, en adelante se pudiera imprimir todo el archivo con sus respectivos números en secuencia. Es decir, uno y al reverso el dos; el tres y al reverso el cuatro.
A prueba y error.
Cuando entré al chat no había nada de clientes, tal vez porque eran las 9:30 AM, o porque era domingo. Esta vez se encontraba una señorita frente a la computadora a quien lo primero que le pregunté fue: “¿Conoce usted de programas?”.
La señorita inmediatamente respondió: “Usted ya debe traer en su USB lo que va a imprimir”. Me sonreí. Mientras le daba mi USB en la mano me atreví a decirle: “Lo que quiero decir es que si me puedo apoyar de usted por si tengo una duda en cuanto a las impresiones”. “Ya veremos”, dijo ella.
La primera impresión no salió como esperaba, el formato media carta había perdido la configuración en la hoja tamaño carta, y la página dos, había salido en otra hoja. La señorita comentó: “Pues la impresión no salió a doble cara”. Enseguida le respondí: “Ya veo”. Después de eso agregué: “Ya que no hay gente vamos a revisar la configuración de su computadora. Lo más probable es que se encuentre programada en posición vertical, vamos a tener que cambiarla a posición horizontal”.
Echamos manos a la obra.
Una vez más lo volvimos a intentar.
La segunda prueba de impresión salió a doble cara, pero el texto que venía al reverso salió volteado.
Mi preocupación pasó a ser un reto para ella.
Le pregunté: “¿Cree usted que pueda mejorar esta impresión?”. Para ella se convirtió en un reto; se había puesto emocionada. “Si no puedo le pregunto a Carlos”, contestó ella.
Añadí: “El secreto no está en Carlos, sino en usted y en la programación de la computadora. Vayamos por pasos. Se supone que ya tenemos la impresión a doble cara, con un mínimo error de configuración lo cual usted es capaz de corregir si quiere. Vamos a la programación desde el principio”.
Así lo hicimos.
“¡Tiene que ser así!”, exclamó la señorita, “esta vez no creo que fallemos”.
La impresión salió a doble cara, había salido bien. La señorita en lugar de abrazarme a mí por su éxito obtenido, se le ocurrió a abrazar a Carlos, su compañero. “¡Lo hice, Carlos!”, “sí pude, Carlitos!”, gritaba de emoción la señorita.
Yo también salí emocionado del chat, sobre todo porque a partir de ese día en adelante tenía la idea de cómo podía hacer las pruebas suficientes para mis próximos libros, mucho antes de meter el PDF a la imprenta.
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Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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