México, (Notimex).- La remontada que logró la semana anterior frente a Tigres de la UANL despertó el americanismo como hacía mucho tiempo no se veía, y pese a que el panorama lucía igual de complicado con Morelia, la afición “azulcrema” se dejó sentir con mucha intensidad.

La pasión se podía “respirar” desde mucho antes de llegar al estadio Azteca desde temprana hora, playeras amarillas y banderas fueron parte del panorama de la capital del país de un domingo que no tuvo nada de normal.

Un ejemplo claro fueron las principales avenidas que conducen al estadio Azteca, sobre todo Calzada de Tlalpan que a poco más de una hora ya lucia muy congestionada, parecía de viernes por la noche y de diciembre.

Los que alcanzaron lugar en el estacionamiento del inmueble tuvieron suerte, los que no debieron negociar los que ofrecían lugares en “calle o en casa”, los cuales se dejaban querer de acuerdo a la distancia.

“De 200 en casa o 150 en la calle, aquí cerca, su coche está seguro”, era la “promoción” que se ofrecía por un sitio en los alrededores del “Coloso de Santa Úrsula”.

Los últimos que todavía ingresaron su vehículo tuvieron también problemas para estacionar porque adentro ya no había espacio, lo que provocó que muchos optaran por dejarlo en carril de entrada y salida, obstaculizando a otros, en espera de salir lo antes posible para evitar algún problema.

Si eso no bastaba la fila para ingresar era enorme cuando el balón estaba cerca de empezar a rodar, lo que provocó la molestia de muchos ya que la tardanza era porque se aumentaron las medidas de seguridad y cada aficionado era revisado de manera estricta, al grado que cerillos y encendedores no fueron permitidos,

Tras soslayar todo este “viacrucis”, el siguiente fue encontrar la rampa de acceso de su boleto, por lo que se observó a muchos correr como si buscaran la última barata del año, en espera y con la confianza de ver una vez más a su equipo en la final.