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Tiempos de desconfianza

Por: Alberto Rivera El Día Martes 19 de Noviembre del 2019 a las 16:22

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La desconfianza en un factor que siempre ha existido; sin embargo, a últimos tiempos, ha adquirido un alcance preocupante. Hace años, se desconfiaba de los sistemas políticos. Más tarde, de las distintas estrategias económicas. Recientemente, algunas instituciones que gozaban de la confianza de buena parte de la población, también han sido cuestionadas, y sus índices de confiabilidad han descendido. Pero demos un paso más allá. Para entender el grado de desconfianza actual, hay que trasladarse a escenarios menos formales, no institucionales, que marcan el día a día de los ciudadanos. ¿Qué sucede en relación con la confianza en los ámbitos de vida ordinaria?

Hay desconfianza en las calles. “Quizá la persona que camina en la otra banqueta pueda asaltarme”. “El coche que va en el carril de al lado puede cerrarme el paso”. “No se me vaya a meter en la fila este señor”. “Estos nuevos vecinos que llegaron a la colonia, ¿serán de confianza?”

La confianza en los procesos jurídicos ordinarios también deja que desear. “Seguro este abogado sólo quiere bajarme la lana”. “Es probable que gane el juicio, aunque en el fondo sí es culpable”. “Ahora lo atraparon, pero en breve lo van a dejar salir”.

No menos grave parece el mundo médico. “Me está pidiendo más estudios, pues seguro eso le deja un beneficio económico. No son realmente necesarios”. “Este doctor tiene fama de que le gusta operar por todo, aunque no sea cierto”. El escenario no sólo funciona en la dirección paciente hacia médico, sino también en el otro sentido. Los médicos desconfían también de sus pacientes. “Yo le recomendaría cierto tratamiento que pienso le vendría mejor, pero con tal de que no me demande, lo haré by the book y le recomendaré este otro”.

En el ámbito de los arquitectos y de la construcción observamos fenómenos parecidos. Generalmente el “tiempo arquitecto” de entrega de un proyecto se pasa del límite establecido; no se diga del presupuesto económico. Las cláusulas de los contratos prevén escenarios donde el cliente deja de pagar.

Si analizamos el comportamiento de las personas en redes sociales, también encontramos casos similares. “Nadie es tan guapo como su foto de Facebook… seguro en la realidad es distinto”, “¿con quién estará mensajeándose?, ¿no me estará traicionando?”, “¿me será fiel en la oficina?, ¿no me habrá puesto el cuerno?”

Los abuelos ven con nostalgia tiempos pasados. “En nuestros tiempos, podíamos salir a jugar a la calle y no había ningún problema. Ahora es imposible”. En el hipotético caso de que un niño pudiera comparar su situación familiar con la que prevalecía hace cincuenta años, quizá afirmaría: “Antes los niños tenían cierta garantía de que sus papás vivirían juntos toda la vida, ahora tengo mucho miedo de que en cualquier momento se separen”.

Las comunidades humanas necesitan de un mínimo nivel de confianza para funcionar correctamente. Las instituciones fundamentan su prestigio, en buena medida, en la confianza que logran establecer entre su comunidad. Las personas, para convivir sanamente, necesitan confiar unas en otras. En la confianza descansan las relaciones humanas estrechas, los sistemas políticos sanos y los elementos básicos de un estado de derecho.

El panorama no es del todo negativo. Hay aspectos donde la sociedad mantiene la confianza, sin duda. Sin embargo, habría que analizar aquellos ámbitos donde este valor tan fundamental ha perdido terreno.

La confianza es una especie de pegamento social que permite funcionar armónicamente. La ausencia de compromiso de cada persona con la verdad, así como la descomposición social evidenciada en la carencia de valores, son causa de desconfianza generalizada, no sólo en el ámbito de las instituciones sino también en el interpersonal. No basta un buen marco regulatorio, pues el problema parece cultural. Hace falta una transformación más profunda que no se consigue en periodos cortos. Más allá de las batallas legislativas, económicas, políticas, hemos perdido foco en los valores humanos más profundos y una de sus consecuencias es la falta de confianza en distintos aspectos de la convivencia. Ojalá, como sociedad, nos planteemos también estas problemáticas, y no sólo las que tienen relevancia mediática. Urge poner medios para revertirlas. Un camino, entre otros, es la educación.

@Alberto_Rivera2

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.

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