Historias autobiográficas, ¿qué no digo?
Cuando de lo que se trata es de contar una historia autobiográfica, créanlo, existen muchos prejuicios, algunos le llamarían “límites”. Es cierto, en un principio pensamos “¿hasta dónde llegará mi verdad?”, “¿en manos de quién estará? Por otro lado, se encuentra la familia “¿y si les molesta lo que digo ahí?”. Contar una historia personal tiene sus riesgos y sus satisfacciones. Si lo vemos por el lado de la psicología escribir un libro nos libera de cierta carga emocional que tenemos almacenada en la mente, habrá quien lo exprese de la siguiente forma “escupe el veneno”.
Hace años realicé esta práctica, me propuse a escribir mis sentimientos, a veces lo hacía llorando; en otras, sonriendo. Por aquellos tiempos estaba pasando por una serie de cambios emocionales muy frecuentes por lo que usé la escritura como terapia, lo cual sirvió para equilibrar mi vida. Una de las preocupaciones fue “¿qué dirán mi madre o mis hermanas acerca de lo que estoy publicando?”, porque en una de esas una de mis hermanas me advirtió: “Donde se enteren mis amigas de lo que ha pasado en la familia, ¿qué les voy a contestar?, mejor no pongas nada”.
Quizá por eso no todos se animan a escribir historias autobiográficas, porque siempre salen detalles, sólo que también es cierto que la manera en que las cuentes es importante. Como seres humanos que somos, estamos expuestos a un sin número de vaivenes en la vida, algunas personas te contarán historias maravillosas, de todos sus logros; habrá quienes las vean desde una perspectiva dramática, se concentrarán en explicar cómo sucedieron los hechos más violentos.
Todos tenemos algo qué contar.
Ahora, actualmente conozco a personas que tienen la historia en la mente (en la punta de la lengua), pero como no están acostumbradas a escribir ni a estudiar la redacción y gramática, por eso se las hace difícil poder expresarse por escrito. Esa parte se me hace interesante, en lo personal. De existir una persona interesada en contar su historia, haría yo todo lo posible por estar asesorándola e ir tejiendo esa parte de su vida. Recuerdo que don Francisco Pérez, señor de setenta y tantos años, expresó lo siguiente: “Oye Richard, pero yo soy hombre de pocas palabras, ¿cómo le puedo hacer para contarte mis historias?”. Le respondí: “Muy sencillo, usted me dice una palabra clave y yo me encargo de estirarla”.
¡Vaya que don Francisco si tenía algo interesante qué contar!
En el proceso de recreación de las historias sale la pregunta obligada: ¿qué no debo contar? La respuesta depende de cada autor. ¿Qué no debo contar de mi familia? Depende de mí, qué no debo decir de mi vida, eso depende de mí, qué no es necesario mencionar, eso depende de mí. Por eso es importante saber de antemano cuál es el propósito que tienes para escribir tu historia, hasta dónde quieres llegar o qué es lo que deseas alcanzar: ¿dinero?, ¿fama?, ¿publicidad?, ¿reconocimientos?, ¿estatus?, ¿amigos?, ¿ego?, ¿autoestima?, ¿relaciones públicas?, ¿mejorar tus relaciones familiares?, ¿acercar más a la familia?, ¿identidad?... ¿Cuál es tu propósito principal?
De preferencia, contar una historia autobiográfica debe ser para motivar a las personas a salir de un problema X, debe ser escrita para ayudarle a mejorar su vida; debe ser escrita para apoyarle a seguir adelante en su camino.
El mayor prejuicio al cual nos enfrentamos es con “el qué dirán”. Hay muchas personas, miles de personas, quienes tienen una historia en la mente, algunas de ellas, miles de ellas, la han comenzado y al mismo tiempo la han abandonado luego de escribir dos renglones.
Como reflexión final: el mundo puede cambiar con tu historia, y si no lo consigues, por lo menos podrás cambiar la tuya. ¡Hasta pronto!
*Inauguración del curso-taller “Historias autobiográficas”. Sábado 5 de octubre. De 10 a 12 am. Proyecto 2019-2020. El Pedregal. 16 Rosales. Zona Centro.
*Escribe tu historia. Asesorías particulares. Tel cel. 834-274-37-00.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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