Cómo lograr la automotivación en un camino lleno de espinas
¡Hola!, amigo o amiga, me da mucho gusto poder saludarte en este día tan especial, aunque te diré que para mí todos los días son especiales, pues desde hace algunos años he luchado por llegar a un nivel de automotivación por medio del cual pueda tomar las cosas con calma, pero, sobre todo: con madurez. Madurez implica ser responsable de las acciones y sus consecuencias.
Lograr la automotivación no es nada fácil, sobre todo para quienes creemos en que sí se puede lograr tarde o temprano. En este camino lleno de espinas nos podemos encontrar con todo tipo de experiencias, de situaciones, con personas que nos hacen sentir mal, como si su única misión en la vida consistiera en destruir lo que se atraviesa en su paso.
Muchas veces lo hemos intentado y nada funciona, llegas a la desesperación, te dan ganas de aventar la toalla y cambiar de rumbo en tu vida. El trabajo que tienes no te satisface por completo, lo cual se convierte en una lucha constante por sobrellevar el asunto. Los hijos necesitan ir a la escuela y no hay para comprar útiles escolares; la economía no es suficiente, se deben muchas cosas; tu esposa o esposo se enfermó; etc., etc.
Con todo esto ¿cómo crees que sería tu estado de ánimo? Ya me imagino, no me lo digas, sólo ponte a pensar que no todo dura para siempre, y que tú tienes el control de la situación. Por muy adversos que sean los tiempos, necesitamos creer en nosotros mismos. En lo personal he tenido que pasar por muchas experiencias amargas en las que por muy fuerte que he querido ser, sencillamente me doblego, claro, no por mucho rato.
El ser humano llora, sonríe, goza de diferentes estados de ánimo, pero no siempre es capaz de mantenerse en uno sólo, porque en nuestras relaciones humanas interactuamos unas veces bajo una aparente felicidad, en otras influenciados por factores externos, por medio de alguna novedad en especial.
En sociedad nos comportamos de una manera, y en casa, actuamos de otra, y estando solos, somos lo que realmente somos. Existen ocasiones en que nos llegamos a preguntar si nacimos como personas fuertes, o débiles; si somos capaces de salir adelante en la vida o si acaso ya no nos queda más remedio que aceptar la derrota, y vernos como seres incompetentes. Nos hacemos tantas preguntas porque los resultados que hemos obtenido no han sido acertados; hay quienes nos llegan a decir de forma malintencionada: “Sigues obteniendo resultados nulos”.
En casa tu esposa, tu madre o tus hermanos te recuerdan: “Mejor busca un trabajo seguro y déjate de cosas”. Lo que debemos tener claro es que no todos pensamos de la misma manera, por eso en la antigüedad hubo filósofos idealistas, existencialistas, racionalistas, etc., etc. Por otro lado, hay quienes les gusta la poesía, a otros la música, la pintura. Es decir, los que hemos preferido el camino motivacional tenemos que aprender a levantarnos una y otra vez.
En ese proceso de caídas y levantadas la experiencia que vamos ganando es vital, se vuelve interesante y divertida, porque si en un futuro la idea es impartir conferencias motivacionales, pues ya tenemos el costal lleno. ¿Cómo vamos a enseñar a una persona a sobreponerse de una situación difícil si nosotros no fuimos capaces de salir triunfantes?
El “gran motivador”, el que ha llegado a la automotivación se forja en los tiempos difíciles, bajo las tormentas; el gran motivador se forja al caminar por el desierto, sin agua y sin camello; el gran motivador se forja en las tempestades, en los caminos llenos de espinas. La persona que ha llegado a la automotivación toma las cosas con madurez, es la que prefiere pensar antes de actuar, porque para tomar una buena decisión es necesario haberlo pensado muy bien.
Tampoco es para tener miedo a equivocarnos, siempre vamos a estar expuestos a los errores, pero estos van a ser nuevos y con diferente enseñanza. Toca todas las puertas que tú quieras, las que estén programadas para alcanzar tus propósitos; busca a las personas que desees, las que creas que van a apoyar tus metas; pero no reniegues si alguien te cierra la puerta o si aquel o aquella no quiso escucharte, recuerda que nadie está obligado a creer en ti o en tus proyectos, ni siquiera tus hijos tienen la obligación o el deber de creer en lo que tú crees, por eso existe el respeto a las creencias religiosas y a la libertad de expresión; por eso somos únicos, por eso somos originales.
No existe un tiempo medido ni programado para alcanzar el éxito, mientras trabajemos en un proyecto para alcanzar una meta, debemos sentirnos orgullosos porque lo estamos intentando; porque muchas han sido las noches de desvelos, muchas horas han sido invertidas, tristezas son de sobra, pocas satisfacciones, no muchas alegrías, aún así debemos conservar la frente en alto y gritar de ser necesario: ¡YO PUEDO!, ¡YO PUEDO!, ¡YO PUEDO!
Correo electrónico: saritahdz73@hotmail.com
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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