Masacres, racismo y política
Un cruento fin de semana fue el que se vivió en distintas partes de Estados Unidos, episodios involucrando matanzas en masa cimbraron de nueva cuenta al país de las barras y las estrellas. Hombres en posesión de armas de calibres diversos fueron los que irrumpieron la tranquilidad y propiciaron más que lamentables decesos a causa de razones perversas. Lo terrible es saber que estos no son hechos que no se hayan presentado anteriormente en nuestro vecino país sino son sucesos que se derivan de las leyes que permiten el índice más alto de posesión de armas en el mundo.
En un artículo del New York Times, se dice que los estadounidenses conforman el 4.4 % de la población mundial, pero son dueños del 42% de las armas en el mundo. Solo Yemen tiene un índice más alto de matanzas en masa en países con poblaciones arriba de 10 millones de habitantes, siendo que Yemen tiene el segundo lugar mundial en cuanto a posesión de armas después de E.U. quien cuenta con arriba de 270 millones de armas. Muchos buscan atribuir las matanzas a un sinnúmero de factores sicosociales, pero muchas de estas teorías crecen de un fuerte sustento estadístico. La realidad es que E.U. es afectado por su cultura armamentista, así se consolidaron como nación y así millones de ciudadanos pregonan que es su genuino derecho el de poder poseer armas.
Si mezclamos eso con algunas cuestionables políticas públicas que también hacen que sean entre los países con más cárceles, así como con leyes ambiguas y perversamente tendenciosas. Por ejemplo, son los afroamericanos, latinos y árabes quienes reciben un trato distinto en ciertas regiones del país, el sentimiento de rechazo por parte de la raza anglosajona es marcado. No olvidemos que hace apenas unas decenas de años todavía colgaban a personas, las humillaban, las discriminaban por el simple hecho de su color de piel. Gran parte de ese sentimiento lejos de haberse disipado pareciera que en años recientes ha resurgido. Las nuevas generaciones también crecen siendo inculcados sentimientos de odio y desprecio hacía personas que no sean caucásicas.
Y todo esto es aprovechado con detestables tintes políticos según convenga a ciertos grupos fácticos que ostentan el verdadero poder.
Tanto odio y encono social solo nos seguirán llevando a situaciones lamentables como las del pasado fin de semana, en donde tristemente también varios compatriotas perdieron la vida en la tierra infestada de armas del tío Sam. Aquí no es que sea menos terrorífico, caramba aquí desmembran, calcinan y descabezan personas y eso que no tenemos la cantidad de armas que los vecinos del norte. Pero pareciera que quieren ir por ese camino…
Mucho por hacer, mucho por pensar y poco tiempo para verdaderamente comprender y rectificar.
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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