¿En nuestras vidas que nos debe de importar, cuáles son nuestras prioridades, que es lo que realmente vale? Estos son cuestionamientos que deberíamos estar haciéndonos constantemente, no solo por el beneficio de encausar nuestros pensamientos sino por la oportunidad de clarificar todo aquello confuso en nuestras mentes y vidas. ¿Cómo podremos realmente avanzar o llegar a una estabilidad emocional si no nos detenemos para tener momentos de inflexión?, muchas veces no acostumbramos a sumergirnos en procesos reflexivos que nos ayuden a entender el por qué seguimos siendo como somos, vivimos nuestras vidas al día y actuamos casi de manera mecanizada.   

Nos tomamos o perdemos tiempo en cosas banales, nos enfrascamos como individuos y sociedad en círculos viciosos que solo nos llevan a generar un mayor encono en lugar de traer una armonía tan anhelada. Y lo increíble es que la mayoría de las veces echamos la culpa a todo y a todos en lugar de verdaderamente hacer una introspección individual para poder admitir que lo que muchas veces no queremos ver comienza por nosotros mismos. La soberbia nubla, el ego empantana, así como el orgullo va devorando el espíritu que a su vez clama por una redención emocional. Y una mente mermada es una que toma decisiones equivocas, una que ya no procesa los pensamientos tan bien como debería.

Deténganse un momento y dense unos 5 o 10 minutos mínimo para analizar sus acciones y los ámbitos en los que se desenvuelven, ya sea su casa, trabajo, círculos de amigos, etc. piensen en los problemas que surgen en cada uno de ellos, analicen aquellos en los que ustedes han estado involucrados. Después de hacerlo contemplen que hubiera sido si en un momento dado en lugar de haber sido partícipe para hacer más grande los problemas, hubiesen optado por respirar profundo, calmarse y no involucrarse. El poder de cambiar nuestro turbio entorno comienza por uno mismo, la capacidad de pacificar la tenemos todos, el detalle es solo admitir, comprender y emprender un cambio.

Imagínense lo que hubiera sido sí hubiéramos decidido actuar, pero aun mejor, imagínense lo que lograríamos si decidimos hacerlo.

Nunca es tarde para empezar…

El día de hoy…

El día de hoy tuve una amena charla con una lectora de esta columna, el día de hoy me hizo recordar el por qué comencé a escribirla, el día de hoy me incitaron a reflexionar, el día de hoy agradezco infinitamente sus comentarios, su sonrisa, así como el tiempo que se toma ella y todos los que esta columna leen. Desde el fondo de mi corazón, ¡muchas gracias!  

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)