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Coral, adiós amiga Coral

Roberto Fiesco relata la amistad que lo unió a un ser humano que supo imponerse a las adversidades de la vida
Por: Notimex El Día Domingo 05 de Mayo del 2019 a las 11:22

Hay de tristezas a tristezas, dice Roberto Fiesco, cineasta, escritor, investigador e impulsor de historias de vida, dador de voz a quienes otros se las niegan; sin embargo, ésta, la noticia de la muerte de su entrañable amiga Coral Bonelli
Autor: Notimex
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México, (Notimex).- Hay de tristezas a tristezas, dice Roberto Fiesco, cineasta, escritor, investigador e impulsor de historias de vida, dador de voz a quienes otros se las niegan; sin embargo, ésta, la noticia de la muerte de su entrañable amiga Coral Bonelli, protagonista de su documental, le duele entrañablemente.

La llamada de Notimex no parece tomarle por sorpresa y responde: “Qué te cuento. Hay tristeza, un sentimiento de nostalgia y emociones encontradas, se fue Coral”.

Su mente viaja a 2003, cuando tuvo un encuentro con la madre de Coral, quien fue registrado como el niño Fernando García Ortega, nacido en 1963.

Yo era el productor de El mago, una película que hicimos en ese año con Jaime Aparicio, y doña Lilia, una de las actrices del reparto se acercó a mí para hacerme una petición”.

El cineasta dijo que le sorprendió cuando ella le pidió solamente aparecer en los créditos de la historia con el nombre de Lilia Ortega “Doña Pinoles”.

El apodo le llamó enormemente la atención, “yo le pregunté si tenía alguna relación con 'Pinolito', y me respondió que sí”.

Con el gusanito de saber más de este hombre, quien había sido actor infantil y le conocían con ese sobrenombre, Roberto le reviró a doña Lilia: “¿Y dónde está 'Pinolito'? Ella, sin reparo alguno le dijo: “Pues por ahí anda” y ya, eso fue todo.

No fue sino hasta dos semanas después, cuando para una prueba de vestuario me dijo: le traje a 'Pinolito'.

Ante los ojos del cineasta apareció Coral, rubia, alta, ella había sido “Pinolito”, pero en ese momento ya tenía una identidad femenina.

No voy a negarlo, me impresionó muchísimo, pero también me interesaba saber cómo había sido el proceso de transformación de género”.

El cineasta no niega que se sintió intrigado al ver a estas dos mujeres juntas, totalmente distintas, “Doña Lilia era muy bajita, en cambio, Coral era alta, fornida y rubia”.

Seis años más tarde, cuenta Roberto vía telefónica, que se vieron. Aunque aclaró que habían coincidido en el rodaje de dos películas, Flor de fango (2012), de Guillermo González y Rabioso Sol, rabioso cielo (2009) de Julián Hernández.

La inquietud de Roberto seguía latente, e intentaba conectar con la vida de ambas, más allá de lo personal, es así que en 2013 son Coral y doña Lilia las figuras centrales de “Quebranto”, un documental que les dio a todos enormes satisfacciones, pues alcanzaron el reconocimiento nacional e internacional por una historia tan emotiva y sensible.

Cuenta el cineasta, que indagó en la vida de “Pinolito” descubriendo que desde pequeño, manifestó una serie de inquietudes artísticas, “él comenzó como fonomímico, imitando a Raphael. Luego anduvo de extra en diversas películas que se hacían en Estudios Churubusco”.

Fernando García Ortega “Pinolito” debutó en el filme Fe, Esperanza y Caridad de Luis Alcoriza, Alberto Bojórquez y Jorge Fons, él junto con Katy Jurado y Sara García, fueron los protagonistas de Caridad; aunque se cuentan trabajos con grandes figuras como Anthony Quinn, entre muchos más. Fernando logra sumar como actor en su carrera cinematográfica, más de 30 cintas.

Del cine saltó a los teatros de revista, como bailarín. Fue parte de los ballets en las variedades del Teatro Blanquita y de otros foros del Centro Histórico del entonces Distrito Federal, así como de los cabarets del rumbo.

Fiesco asegura que no fue hasta los años 90, cuando Fernando decide cambiar radicalmente su vida y dejar de ser él y convertirse en Coral Bonelli, “trató de hacer una vida así, buscaba actuar nuevamente y bailar”.

Reconoce el entrevistado que fue la intriga de verlas siempre juntas, a doña Lilia y a Coral, y saber de su relación madre e hija y las razones que llevaron a Fernando a cambiar su identidad de género.

Confieso que en esos años, era muy raro que alguien perteneciente al mundo del espectáculo, tomara una determinación tan radical de volverse (sic) una mujer”.

También, aseguró el cineasta, le llamaba la atención cómo había sido su paso por el cine en una década tan trascendental para el cine mexicano, en los 70, en donde estuvo a las órdenes de Fons, de Ripstein, de Bojórquez, entre otros, trabajando en su niñez y adolescencia como hombre.

A final de cuentas descubrí que en realidad lo que estábamos contando era la historia de una madre y su hija (o) sobre todo, porque a la par de ser una relación entrañable, aunque para doña Lilia fue como un shock emocional tremendo la noticia de que su hijo Fernando quería cambiar de género y ser Coral”, explicó el realizador.

Para doña Lilia, también extra en el cine y la televisión, fue muy complicado saber que su hijo no era él, sino ella, y aunque decía que no tenía prejuicios, siempre temió el rechazo de la sociedad hacia su hijo, pero lo apoyó, e hizo todo por asimilarlo y reconocerlo públicamente.

Fiesco relata que pese a que ambas trabajaron mucho, vivieron una vida de carencias en un rumbo no muy amigable como Garibaldi, “era un mundo permisible, pero duro de sobrellevar; digamos que ese departamentito que habitaban, te dice de lo que es la Ciudad de México en ese perímetro”.

Hasta esa casa llegaba Roberto a trabajar con ellas, con madre e hija, para lograr el documental, fueron cuatro años de intenso trabajo de campo, registrando su ambiente de vida, haciendo entrevistas, investigando los sitios en los que se desenvolvían.

El maestro del Centro de Estudios Cinematográficos (CUEC), dijo que solicitó el testimonio de Jorge Fons, quien le reveló todo aquello del Fernando niño en el cuento Caridad, que él dirigió, y cuando se lo encontró nuevamente en El callejón de los milagros.

Roberto descubrió, al charlar con Coral, y así lo registró en el documental, que fue una decisión valiente el tornar de hombre a mujer y, sobre todo, enfrentarse contra el mundo.

“Es una actitud vital, que para una persona trans como era ella, que decidía salir a la calle a ganarse la vida, es digna de reconocerse, por haberla tomado con enorme fortaleza”.

No fue nada fácil para ella, salir y decir “ya no soy 'Pinolito', actor, ahora soy Coral, actriz”, pero había que sobrevivir y enfrentó todo.

“Fui despejando poco a poco muchas incógnitas de su vida y creo que el filme logra comunicarlas al público. Fue un logro de todo, pues se nos ha distinguido con 15 premios internacionales, entre ellos, el Ariel como Mejor Documental”.

Fernando/Coral le reveló que la decisión de ser transgénero, de querer abrir su identidad de mujer, fue creciendo a lo largo de su vida, “fue una decisión muy pensada, porque no era tanto por ella, sino por el entorno familiar, social y profesional que la rodeaba”.

Roberto Fiesco afirma que gracias a “Quebranto”, la protagonista logra reencontrarse con el cine, una de sus pasiones, dado que su reaparición le llevó a participar en filmes como “Mexican Gángster”, en donde ya trabaja como una mujer, como actriz.

Coral fue pionera de la identidad transgénero en México, fue de las primeras personas a las que se les validó su nueva condición, cuando se aprobó, como parte del Movimento Trans, el otorgamiento de su credencial de elector, ya con la identidad de mujer.

“Coral fue como la abanderada de ese cambio. Ella aparecía ya con su credencial en la mano, mostrando la aceptación. Coral fue parte fundamental hasta diría que la abanderada de ese movimiento”.

Subraya Fiesco, y lo dice entre comillas, que este documento le dio vida a ella y a los transgénero en general, pues hasta antes era una comunidad señalada y marginada a vivir de la prostitución o trabajar únicamente en una estética de belleza, cuando tienen derecho a participar en otras actividades en el campo laboral.

“Debo decir que México ocupa el segundo lugar de transfobia en el mundo, de crímenes en ese sentido, lo que vuelve a la comunidad muy vulnerable; lo que lleva a un subempleo”.

Destacó el director, que ya hay legislaciones que protegen a la comunidad trans, pero antes, Coral tuvo que enfrentar cosas muy difíciles.

“Coral vivió lo más terrible de ese cambio de identidad genérica, porque no había protección alguna. Asumió todo eso, yo la admiré por esa fortaleza”, indicó.

Una de las cosas que más conmovieron a Roberto, es que ya como Coral, no se atrevía a regresar a pedir trabajo en las productoras de cine.

Se vio obligada a guardar su pasión y entrega en los escenarios, para sobrevivir en un mundo hostil, trató de dar clases de danza, de trabajar en otras actividades, para llevar el sustento a su casa”.

En 2013, que el documental se estrenó, estaba muy feliz de ser la protagonista de su propia historia y de verse en la pantalla grande ya como Coral, como lo que era una mujer, una actriz.

Coral murió la mañana del sábado 4 de mayo en su casa, a los 57 años víctima de diabetes, y fue velada en una funeraria de la colonia Roma, rodeada de amigos y de aquellos que la aceptaron tal y como ella quiso ser; pero ahí quedó su vida, inmortalizada en el documental como “Coral Bonelli”, de Roberto Fiesco.

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