Matamoros, Tamaulipas. – Mientras la algarabía hace presa a las autoridades de Matamoros y Brownsville porque en esta frontera se viven las fiestas mexicanas, se dan los contrastes en el Puente Nuevo Internacional con los migrantes que están en espera de que Estados Unidos les de asilo, en tanto las autoridades de ambos lados de la frontera estrechan lazos de amistad.

El hondureño Víctor Aguilar, dijo que ya lleva poco más de un mes en este sitio haciendo solo algunos trabajos en los alrededores del Puente para obtener algunos pesos para poder subsistir, pagar los baños en donde hacen sus necesidades o bien darse una ducha.

Y es que las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INE) les cerraron los baños, razón por la cual tienen la necesidad de trabajar y obtener algún dinero con el cual también les compran alimentos a sus pequeños hijos.

Los albergues ya están saturados, por lo que permanecen alrededor de los puentes internacionales, en donde se les otorgó un número y poco a poco les están llamando para hacerles la entrevista y ver si son susceptibles de ese asilo que solicitan.

“Mi esposa se tuvo que tirar al río con mi hija, una niña de 20 meses y ya le dieron noticias a su papá de que este viernes va a pasar para ser libre, aunque con un grillete por haberse tirado al río”, manifestó.

Víctor Aguilar señaló que salió de su país por cuestiones políticas, por estar en desacuerdo con el presidente de Honduras, la situación económica, no hay trabajo, toman las calles, hay mucha inestabilidad, además de la violencia que se genera en las protestas.

Precisó que a los que son de otros países diferentes a Centroamérica, como Venezuela y Cuba, les dan prioridad sobre ellos y no consideran que sea discriminatorio, sino que los centroamericanos son muchos y por ende más lento el proceso; aseguró que ellos no vienen en las caravanas.