La estrategia debe ser escrita
Si la estrategia política no se pone por escrito no existe. Así de fácil. No existe. Aunque teóricamente incluya los 11 puntos descritos en nuestra columna anterior.
Una estrategia, como se deriva de todo lo anterior, no es una idea aislada ni una ocurrencia genial ni un destello súbito ni una frase ingeniosa. Tampoco es un ir y venir de conceptos ni un zigzagueo de acá para allá ni una decisión sobre lo que haremos mañana.
Por eso tiene que estar escrita.
Una estrategia abarca una diversidad de asuntos interconectados, y un rumbo definido a lo largo de un proceso temporal que nunca es breve.
También por eso tiene que estar escrita.
Una estrategia tiene que ser comunicable ya que son varias las personas y estructuras organizativas que deben conocerla y ponerla en práctica. Y al mismo tiempo tiene que ser fácil de consultar en cualquier momento y circunstancia de la campaña electoral. Se aleja entonces de la oralidad, siempre más fugaz y más cercana a la improvisación.
Esas son otras buenas razones por las cuales debe ponerse por escrito.
Además, las campañas electorales son un caos.
Quien alguna vez trabajó en una campaña sabe que es estrictamente cierto. Son un caos.
Mucha gente opina. ¿Demasiados? Todos, en realidad todos opinan. Todos tienen ideas, todos quieren influir, todos saben cómo ganar. O por lo menos eso creen. Y lo hacen sin mala intención y con la buena voluntad de ayudar. Pero, ¿sabes qué? Te enloquecen. Literalmente, te enloquecen. Porque si escuchas a todos te sumerges en un torbellino de ideas que van y vienen y cambian y se contradicen y giran y empujan hacia adelante y hacia atrás y en todas las direcciones posibles y en las imposibles también.
Los tiempos electorales son infinitamente extensos pero al mismo tiempo son infinitamente breves. Son extensos porque ocurren tantas cosas cada día que solo quien ha estado allí lo sabe. Novedades, hechos, noticias, problemas, reacciones, cambios, más problemas. Todo ocurre a toda velocidad y cada día te parece una semana a veces mucho más. Ese tiempo electoral parece interminable. Pero a la vez es demasiado breve. Porque cuando ves el horizonte y te das cuenta que el próximo domingo serán ya las elecciones casi siempre te parece que es demasiado pronto, que faltaron cosas por hacer, que todo pasó muy rápido.
Pero además están las emociones exaltadas, a flor de piel. En ti mismo, en tu equipo, en los equipos rivales, en los periodistas, en la gente. Todo el mundo con las emociones subrayadas, más intensas, más volátiles, a punto de explotar y también explotando.
Y hay tanto para hacer, para coordinar, para ejecutar, para supervisar, para decidir…
Por eso el caos: demasiadas opiniones contradictorias, demasiadas tareas, demasiadas emociones alteradas y una inmensa cantidad de tareas.
Por todo esto la estrategia política debe estar por escrito.
Para acudir a ella y serenarnos, reflexionar y tomar las mejores decisiones.
Para volver una y otra vez a lo largo de la campaña a ese documento escrito.
Para aferrarnos a esa estrategia puesta en negro sobre blanco, escrita con fundamento y tranquilidad antes de que el caos se desatara.
Porque cuando entramos en las aguas embravecidas de la campaña electoral comienzan los cantos de sirena. Las voces que buscan apartarnos del rumbo seguro. Esas voces encantadoras que buscarán torcer nuestro buque hacia las rocas del fracaso.
Cuando llegue ese momento tendrás que actuar como Ulises el personaje de la Odisea de Homero.
Tendrás que atarte al mástil del barco.
Tendrás que atarte a tu estrategia.
En ese momento de caos, más vale que tengas tu estrategia por escrito.
Solo así tu odisea terminará y habrás logrado tus objetivos políticos.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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