El plan maestro
El barco de Ulises se acerca al lugar más peligroso.
Es la zona donde las sirenas suelen atraer con su canto a los marineros, quienes quedan aturdidos y no logran impedir que el barco se estrelle contra las rocas. Al caer al agua, los desconcertados marineros son devorados por las sirenas.
Pero Ulises tiene un plan.
Sus marineros tienen los oídos tapados con cera para no caer embrujados por el canto. Y él mismo está atado al mástil, de tal manera que no puede soltarse aunque lo llegue a desear.
Así fue que Ulises, el personaje de La Odisea de Homero, atravesó el peligro y llegó sano y salvo a destino.
Casi 2800 años después, lograr los objetivos políticos es una verdadera odisea reservada solo para pocos.
Esos pocos que eluden los cantos de sirena y se atan al mástil de su barco.
Esos pocos que se atan a su plan, a su estrategia.
¿Qué es la estrategia política y cómo se diferencia de la táctica?
El origen de la palabra estrategia está en el lenguaje militar y se refiere al arte de dirigir las operaciones militares. Y también la palabra táctica se vincula a lo militar y designa el arte de poner en orden, mover y emplear las fuerzas propias para el combate.
La estrategia, entonces, es el plan general que dirige las operaciones. Y la táctica es el conjunto de operaciones específicas que se realizan.
La estrategia tiene su ámbito en el cuarto de guerra o la sala de situación donde los generales visualizan el conjunto de elementos intervinientes y su articulación, el paisaje completo y las secuencias temporales de mediano y largo plazo. Desde allí toman las decisiones fundamentales, orientan y guían las grandes líneas de la guerra.
La táctica en cambio tiene su ámbito en los diversos terrenos de batalla donde se despliegan los recursos humanos y materiales del ejército. Allí pesa más lo inmediato, lo específico, el corto plazo, las acciones prácticas concretas, la ejecución en el terreno y las operaciones derivadas de la estrategia y que constituyen el día a día de la guerra.
En política es exactamente igual.
La estrategia política es el plan general que orienta todas las acciones durante un período de tiempo.
Es una guía para la acción, pero una guía flexible.
El historiador Yuval Noah Harari explica, en su obra Sapiens: de animales a dioses, el secreto del inmenso poder de nuestra especie. Un poder que es bueno comprender en su esencia y en su origen para así profundizar en el valor de la estrategia en relación al poder político.
Hace 70 mil años habitaban nuestro planeta 6 especies humanas, todas ellas insignificantes en cuanto a su impacto planetario. Pero hoy en día solo queda una de aquellas, Homo Sapiens. Y esta especie de la cual formamos parte gobierna el mundo de un modo absoluto.
¿Cómo lo hicimos? ¿Cómo pudo esta especie que era insignificante conquistar tanto poder? ¿Qué la diferenció del resto de las especies animales?
La investigación de Harari concluye que la gran diferencia que le ha dado todo el poder a Homo Sapiens es que somos la única especie capaz de cooperar de modo masivo y a la vez flexible. Allí está la clave del poder: esa cooperación masiva permite encarar empresas enormes y alcanzar gigantescos logros que serían imposibles para individuos o grupos pequeños. Y esa cooperación, además, al ser flexible (a diferencia por ejemplo de la rígida cooperación masiva de las hormigas o las abejas) permite ir evaluando y ajustando el trabajo colectivo a medida que se desarrolla.
Piensa en ello: una gran cantidad de personas trabajando de modo coordinado, luchando por un mismo objetivo, cada cual desde su lugar y con su trabajo, todos coordinados en un mismo plan general que se va corrigiendo en función de su propia marcha.
El objetivo puede ser construir una pirámide, detener una epidemia, reconstruir una ciudad luego de un sismo, enviar una nave a Marte o ganar las elecciones.
La constante es siempre la misma: cooperación masiva flexible.
Eso es lo que permite la estrategia política: que un sector de la sociedad trabaje colectivamente a gran escala y con flexibilidad para lograr un objetivo político.
Al final del día, cuando uno examina los resultados electorales de cualquier país, región o ciudad del mundo, encuentra el mismo secreto. Ese pequeño gran secreto es que el ganador se diferencia de los demás en que fue mucho más efectivo a la hora de organizar a su gente para una enorme y prolongada tarea de cooperación colectiva flexible.
Eso es, justamente, una campaña electoral: una gran obra colectiva.
Y la estrategia es el plan maestro, la partitura de esa obra coral y polifónica.
Desde este punto de vista la estrategia política es el factor individual más influyente de una campaña. Una buena estrategia ayudará a minimizar errores y carencias, pero ningún movimiento táctico brillante logrará salvar a una campaña de los errores estratégicos.
Por lo tanto, si en algo tienes que dar el máximo de tu capacidad y tu energía, pues ese algo es el plan estratégico.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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