Saturada Casa del Migrante AMAR en Nuevo Laredo
Nuevo Laredo, Tamaulipas. - La Casa del Migrante AMAR en Nuevo Laredo se encuentra a su máxima capacidad, pero aun así no han dejado de prestar el servicio por cuestiones humanitarias, manifestó el pastor del albergue Aarón Méndez.
El interior de este refugio se ha convertido en una vecindad en la que conviven ciudadanos de distintas culturas donde se habla portugués, francés y español en sus distintas tonalidades fonéticas.
“Tenemos la casa saturada, tenemos personas deportadas, así como migrantes que están pidiendo asilo, son alrededor de 180 personas”, expresó el pastor.
El movimiento es constante en este lugar, donde los mismos visitantes que se quedan en ella la vuelven una especie de hogar.
Los tendederos a plenos sol, los lavaderos repletos, los niños corriendo y algunos hombres trabajando para hacer algunas mejoras en el inmueble, todos cooperan para una sana convivencia.
“Tratamos de hacerlos sentir de que son como una familia, que es una casa en la convivimos nosotros con ellos y entre ellos buscamos que hay una armonía”, comentó Aarón Méndez.
Expresó que tienen habitantes de países como Brasil, Cuba, Nicaragua Honduras y Salvador, además de cinco países del continente de África.
Señaló que de los países que antes no se había visto presencia de migrantes son de Brasil y Colombia, pero que poco a poco han estado llegando hasta esta frontera.
20 DÍAS ESPERANDO
Santos Daniel es un migrante cubano que lleva más de 20 días esperando por recibir el llamado de las autoridades mexicanas para cruzar a los Estados Unidos.
El caribeño indicó que ha recibido buen trato en la Casa del Migrante AMAR, donde recibe alimento y un techo dónde dormir, mientras espera poder hacer su solicitud al gobierno de los Estados Unidos.
“Me han tratado muy bien aquí, no me puedo quejar la casa está buena; aquí hacemos lo que podemos, le ayudamos al pastor”, expuso.
Este migrante cubano plática que el vino de España a México, con el objetivo de tener asilo humanitario en los Estados Unidos.
A pesar de que es abogado de profesión, cuenta que la vida en la isla es difícil, razón por la que ha aguantado tantos días esperando el sueño americano.
Como la historia de Santos Daniel hay muchas en esta Casa del Migrante, con decenas de mujeres y hombres que aguardan por una oportunidad del otro lado del río Bravo.
oal
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