La literatura como protagonista
Cuando Alfredo Marko me dijo que iban a presentar su novela en pocos días, extraviada por las fechas le pregunté ¿Cuál novela?; “como que cuál, la que el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA) me ha publicado”; sorprendida de la rapidez con que se lo habían editado, lo felicité.
Días después asistí al evento en la biblioteca Marte R. Gómez, donde la fresca voz de Ángel Guerrero habló de quien ha sido su maestro en el Taller literario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, de cómo Alfredo Marko los convoca a escribir mejores textos literarios inducidos por una guía rica y variada de escritores mundiales; después Emilia Vela, reincorporándose a la actividad cultural después de terminar su servicio como Magistrada electoral; habló sobre la novela, sus personajes y las historias cruzadas de personas comunes que no son comunes; para terminar, Grecia Díaz Chagoya leyó algunos fragmentos de la novela y el público intercambió impresiones con el autor.
Al finalizar saludé algunos amigos, platiqué con mis alumnos que asistieron mientras comíamos empanadas. Ese día frío y lluvioso, jugaba inhibidor para cualquiera evento cultural, sobre todo si de literatura se trata. Sin embargo, “El Samurái del corazón destrozado” tuvo gran audiencia entre conocidos y curiosos; es la segunda novela de Alfredo Marko.
Llegué a la biblioteca con el corazón atribulado, un tanto porque los días lluviosos me ponen melancólica, pero también porque mis alumnos universitarios se habían graduado y siempre que se van, me quedo con una sensación de no haberles ensañado lo suficiente; sumado a las penosas tareas laborales que en ocasiones lastiman los afectos de viejos amigos; además de sentir enfado porque la rancia política cultural parece estancada en el show, el discurso, la simulación, el perverso dispendio de recursos, la planeación ciega, los promotores culturales improvisados, la mediocridad política y el eterno retorno al adanismo.
Sin embargo, el gran afecto que le tengo a Marko me hizo arrastrar los pies hasta la presentación de su novela “El Samurái del corazón destrozado”; escuché a los presentadores, disfruté de los fragmentos que se leyeron en voz alta, vi la alegría del escritor, el discreto proceder de Luis Montelongo, encargado del programa de publicaciones, la amable sencillez de Rosalba Villarreal encargada de la Biblioteca y descubrí por enésima ocasión que la literatura volvía a hacer de las suyas, al provocar felicidad, evocar esperanza, otorgar frescura. La protagonista fue la palabra y las letras fueron mi cura.
Cultura Tam inicia con esta novela su programa editorial y le otorga a la literatura el lugar protagónico que durante décadas ha tenido en la política cultural como único testimonio fehaciente de trascender más allá del sexenio.
E-mail: claragsaenz@gmail.com
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