Santiago, (Notimex).- Decenas de mexicanos residentes en Chile se reunieron hoy para conmemorar el Día de Muertos entre tamales, tacos, burritos, niñas pintadas de catrina y mucho sabor a México.

En la Comunidad Ecológica Patio La Rosa, en la comuna de Peñalolén en el sector oriente de la capital chilena se dieron cita los residentes convocados por la Asociación de Mexicanos en Chile.

Con actividades para todas las edades, como pinta cara, danza mexicana, grupos de narradores e incluso con la proyección de la película “Coco”, se desarrollaron actividades para los mexicanos y para los chilenos que se acercaron hasta el lugar.

Francisca, chilena y vecina del sector, afirmó a Notimex que “quería conocer cómo era la tradición, quedé con la duda después de ver la película ‘Coco’ y justo se dio la oportunidad de que hicieran esto cerca de mi casa”.

Verónica, mexicana avecindada hace casi 10 años en Chile, señaló a su vez que “cada celebración que se hace acá y que tiene que ver con México, siempre estoy ahí, me ayuda a estar más cerca de mi país”.

“Cuando vengo como de todo: tamales, tacos, de todo lo que haya, los sabores me llevan en un viaje exprés a México y me hace sentir como en casa con el acento de mis compatriotas”, añadió la muchacha de unos 33 años.

Sabores que llegan de la mano de propios mexicanos quienes instalaron diferentes locales o los vehículos conocidos como "food trucks", que colman las calles y parques de Santiago.

Con tacos de carne, pollo pibil o papa con chorizo, además de burritos, los dueños de estos especies de restaurantes itinerantes atraen cada día más consumidores.

Pero no solo la comida “vistió” esta conmemoración de Día de Muertos, sino que muchos altares recordaron a los personajes tradicionales mexicanos, así como a difuntos de los propios comerciantes, tanto mexicanos como chilenos.

Una tradición que toma mayor fuerza entre los chilenos, sobre todo después de la exhibición de la película “Coco”, que acercó aún más esta tradición mexicana a los andinos.

Finalmente, el broche de oro lo pusieron los niños y niñas, quienes o llegaban pintados de catrina o bien aprovechaban los puestos instalados en la comunidad ecológica para llenarse un poquito más del Día de Muertos.