México,(Notimex).-El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, subrayó la importancia de visibilizar las condiciones en que viven 10 mil 460 mujeres privadas de la libertad en reclusorios, quienes muchas veces son abandonadas y enfrentan condiciones de infortunio.

En el Foro "Mujeres Privadas de la Libertad", indicó que la situación que enfrentan se agudiza en el caso de 417 hijas e hijos que viven con ellas en los penales, lo que no favorece su sano desarrollo integral, y se desatiende el interés superior de la niñez en muchas ocasiones.

González Pérez hizo hincapié en que, sin importar la situación en que se encuentre la persona, la dignidad no se pierde.

Resaltó que pese a señalamientos del organismo sobre la necesidad de contar con centros para mujeres, como lo ordena el artículo 18 constitucional, sólo hay 17 instituciones estatales de este tipo y uno federal, mismos que obtuvieron una calificación promedio de 7.26 en una escala de uno al 10.

Mientras que los centros mixtos recibieron una calificación promedio de 5.98, encontrando así que las condiciones de las mujeres privadas de la libertad son mejores en los centros exclusivos para ellas.

Lo anterior, dado que cuentan con áreas específicas para la atención de mujeres embarazadas y en periodo de lactancia, así como espacios para la debida atención de sus hijas e hijos que se encuentran con ellas y que requieren de condiciones específicas.

El ombudsman nacional puso en relieve la importancia de vivir en condiciones dignas en los centros penitenciarios, ya que ninguna política criminológica será completa si se olvida esto, señalando que no basta con tener leyes o firmar tratados, sino cumplir con ellos.

Y llamó a atender esta situación desde el gobierno federal y de los 32 estatales, que tienen una gran responsabilidad.

Explicó que, de acuerdo con el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, en los centros penitenciarios estatales se concentra la mayoría de los problemas, ya que por años no se consideró necesario invertir en ellos, se olvidó la dignidad de las personas internas y en ocasiones se alentó su rechazo social.