Abrigo universitario
No es por nada, pero en su calidad de “Alma Máter” la Universidad Autónoma de Tamaulipas le hace justicia a aquellos que rascaron las cáscaras de los árboles con cariño y luego con coraje, porque a pesar de su vasta experiencia fueron orillados hacia el corral de la ignominia donde seguían esperando que les cayera tan solo una flor del cielo.
Aunque se les veía optimistas, muy adentro el agotamiento los consumía poco a poco, pero se mantenían en silencio, porque si algo aprendieron de la vida es aquello de que calladito se ven más bonitos.
Basta lanzar un nombre al aire y éste es el de Carlos de Alejandro Acevedo, recientemente nombrado como Secretario Técnico de la UAT, como parte del compacto gabinete que el rector, José Andrés Suárez Fernández, nombro para darle lustre a una casa de estudios que conserva su nombre a nivel nacional e internacional por sus numerosos aciertos.
Y, cómo no, si Carlos conoce de todo aquí y allá y, hoy, el Partido Revolucionario Institucional seguramente se da golpes en lo que le queda de cabeza por haber desperdiciado a un hombre talentoso, serio y honesto que no puede vivir si no tiene un papel en la mano para diseñar proyectos en bien de los mexicanos.
Quienes lo conocen dicen que es una persona muy hermética y poco sonriente, al grado de que el único capaz de arrancarle una que otra carcajada con sus peculiares ocurrencias es José Alfredo Peña Rodríguez, su amigazo del alma y quién en este momento se retuerce por la falta de empleo y las carencias que eso genera.
El, Carlos, era priísta y trabajó en serio para hacer crecer al tricolor, o que le pregunten a Manuel Cavazos Lerma, a Tomás Yarrington Ruvalcaba, y a Homero Díaz Rodríguez, entre otros, que midieron el tamaño de ese elemento que tenían a la mano por los proyectos bien diseñados para enriquecer la cultura administrativa y, también, la política.
Sin embargo, él se topó en el camino con figuras indeseables que lo congelaron, lo orillaron y lo humillaron, como Manuel Muñoz Cano, por lo que con una sola patada le cerró su puerta al PRI de Tamaulipas.
Así fue que durante un tiempo estuvo en el anonimato, pero no lo pensó dos veces y busco una entrevista con el ex alcalde de Reynosa, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hoy gobernador panista de Tamaulipas, quien lo escuchó y se interesó en los proyectos que le presentó y lo acomodó en un sillón.
Carlos, probó otro color y sabor, y le agradó, fue por eso que se internó en una nueva aventura que ahora lo está llevando a las alturas.
Acompañó, a Francisco Javier, también en las cámaras federales y fue para él un gran apoyo, por lo que el gobernador ahora no lo suelta de la mano.
Y qué mejor que un puesto en nuestra universidad, donde será uno de los cerebros que contribuyan a engrandecer a un ente que tiene siempre su mirada en esos jóvenes tamaulipecos que buscan el éxito y un mejor futuro.
En lo general, se ha visto con buenos ojos la limpia que el rector hace en la Máxima Casa de Estudios con elementos con bastas ideas sobre lo que es la administración, la educación, la cultura y el deporte, entre otros aspectos, que a diario le dan forma a esta conocida y fortalecida escuela.
El rector, un hombre serio, propositivo y capaz, da el primer buen paso para mejorar lo que se necesite y abre sus puertas a aquellos que intentan explotar su experiencia en estos momentos en que la palabra “cambio” se debe valorar en cada una de sus seis letras.
Y la UAT, ya lo empezó a hacer.
Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com
Javier Rosales
Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.
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