México,(Notimex).- Por su ambiente místico, historia y leyendas que sus pobladores resguardan, el Pueblo Mágico de Real de Catorce es uno de los destinos más atractivos de San Luis Potosí para los turistas aventureros.

Este sitio, que en su apogeo se dedicó a la minería, se volvió pueblo fantasma cuando la mayor parte de sus habitantes abandonaron el lugar al acabarse esta actividad, se detalló en un comunicado.

Actualmente, Real de Catorce, es un destino turístico que se distingue por sus calles empedradas, angostas y empinadas, que contribuyen a hacerlo un sitio pintoresco.

Decenas de turistas llegan para ser parte de una serie de leyenda viviente, para explorar las ruinas, pasear a caballo, hacer un recorrido en las camionetas "Willies" que bajan a las planicies del desierto, disfrutar de los cielos nocturnos con millones de estrellas o para aproximarse a Wirikuta, la tierra sagrada de los huicholes.

Una de las leyendas más populares en este lugar es la de "El jergas", personaje, que según los pobladores, fue un minero que murió mientras trabajaba.

Los relatos indican que "El Jergas" se aparecía en las minas, y únicamente lo hacía cuando un minero se encontraba solo. Vestía de botas, casco y ropa de trabajo, un atuendo muy normal para quienes laboraban en el lugar, por lo cual su figura no sugería nada fuera de lo común.

No obstante, debido a los rumores que ya surgían a partir de este personaje los mineros por temor, generalmente salían en grupos e intentaban que no quedara nadie al final.

En la mayoría de los casos este personaje no hacía daño a los obreros, por el contrario, casi siempre los recompensaba y lo llevaba a puntos específicos donde había una rica cantidad de minerales que extraer, o bien en sus bolsillos aparecían pepitas de oro y plata, pero en otras tantas ocasiones, el Jergas sólo extraviaba a los mineros sin darles nada a cambio.

Con historias como la de "El jergas", este pueblo fantasma está siempre rodeado de misterios. Las ruinas de algunas casonas o de las minas son mudos testigos de míticos tesoros, de historias de ultratumba, y quién mejor para contarlas que el guía de turistas.