¿Hasta cuándo, en verdad hasta cuándo?
¿Hasta cuándo cesara esta terrible violencia, hasta cuándo permitiremos que así sigan las cosas, hasta cuando verdaderamente nos asombraremos y aterremos tanto que decidamos actuar para cambiar nuestra ahora triste y abominable realidad? ¿Hasta cuando, en verdad mis hermanos y compatriotas, hasta cuándo? El día de hoy tenía pensado escribir sobre un tema distinto pero al saber sobre la noticia de la muy lamentable muerte del por demás afable y respetuoso periodista y amigo Héctor González, caramba lo menos que podía hacer es reflexionar e invitar a otros que hagan lo mismo. En lo personal puedo comentar que desde un tiempo decidí darle a mi columna un cierto sentido de reflexión y análisis colectivo, tratando de incitar a las personas a reflexionar sobre nuestras acciones y entorno. Con la firme intención de no dejar que simplemente nos acostumbremos a las distintas aberraciones sociales sin hacer nada al respecto. Y esto causó un decremento significativo en mi número de lectores, quienes me indicaban que querían que le entrara más a los temas políticos y a la divulgación de información “apetitosa”.
Aunque respeto enormemente tal postura, creo son días como los que hemos pasado recientemente en la capital así como en el estado, los que indudablemente nos deberían poner a pensar sobre las prioridades en temáticas de análisis y discusión. Actos con infernal dolo, encubrimiento de homicidio, impunidad, matanzas, terror. Suena como un intro de una serie televisiva o película de terror pero no es así, es nuestra terrorífica realidad. El suelo de la alguna vez pasiva Tamaulipas se sigue tiñendo de rojo sangre, nos vemos envueltos en una era de cruentos enfrentamientos y una clara distorsión social. Algunos que perecieron lo hicieron por haber estado inmiscuidos en algún tipo de ilícito o tener participación en el mundo hampa, pero otros tantos simplemente son gente inocente a quienes su vida prematuramente se les privó. Héctor González era uno de ellos, una persona que en verdad daba gusto saludar, siempre atento, respetuoso, amigable, sonriente…
Aún que yo sienta que el cielo ganó un ángel más para su legión, la inevitable tristeza invade al saber sobre el trágico acontecimiento, un activo periodista y amigo injustamente feneció. Hay mucho que pensar, hay mucho por reflexionar, hay mucho por hacer y corregir…
¿Hasta cuándo, en verdad hasta cuándo?
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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