Imposible soslayar el tema porque lo que está en juego es el país. En estos últimos días lo más intenso, en cuestión de la campaña presidencial, es el enfrentamiento que se dio entre el puntero Andrés Manuel López Obrador y, como se dice, los capitanes del dinero en México, con los empresarios. Los pleitos, se entiende, nunca son buenos, porque siempre alguien sale perdiendo y, obvio, no queremos ser los mexicanos los que pierdan.

En el programa Tercer Grado de este jueves participo el candidato presidencial. Ahí fue cuestionado, incluso hasta de si va a cambiar la Constitución Política del país, y me llamo la atención su expresión: de lo que se trata, dijo, es separar la política de la economía, reiterando la acusación a los empresarios de ser los que tienen a México en crisis.

COMPOSICIÓN DE LA SOCIEDAD.

En mis tiempos de estudiante de preparatoria, a principios de los 70´s, prevalecía en las instituciones educativas una orientación marxista en los textos académicos. Así fue como, e preparatoria, con un libro de Martha Harnecker “Conceptos Elementales del Materialismo Histórico”, nos explicaron las partes de una sociedad: la economía (producción), la política (el gobierno) y la ideología. Nos interesa, las dos primeras para entender lo que estamos viviendo.

La economía es básica para la supervivencia de los pueblos: el capital (el dinero), los recursos materiales, la organización y el capital humano, son los elementos que producen y distribuyen los artículos o productos de primera necesidad, fundamentales para la alimentación, por decir. Si falla la producción, la lleva el pueblo: no hay que comer o se tiene que importar. Es, pues, fundamental que la economía funcione.

Y la política (el gobierno) recuerden nació como el mecanismo que permite a los hombres ( a la población) gobernarse para poder organizarse, para tener mejores oportunidades de vida. Así, la política, tiene que satisfacer las necesidades primarias de la población. El problema, aquí en México, es que los políticos han olvidado servir a la población, para servirse… por eso el hartazgo por la corrupción, la impunidad, y sobre todo, por la complicidad de la economía y la política, de empresarios y políticos.

ACUSACION DE AMLO.

La mafia del poder es dueña de México, afirma AMLO. Y es la que se ha beneficiado, ha traficado con influencias. Ahí centra su enojo, su coraje, su ataque: que esa mafia le robo la elección, que son los causantes de la crisis en México, porque han robado, saqueado las arcas nacionales. Y en Tercer Grado, ante los cuestionamientos, no dio su brazo a torcer: no los va a perseguir, dice, va a revisar contratos, que todo esté en orden, pero el peso de la ley caerá sobre aquel o aquellos que abusen, que roben.

Da la impresión que AMLO está muy, muy seguro de ganar, y ya pintó su raya. ¿Qué va a suceder? El enfrentamiento será más frontal, más directo y, los empresarios, como afirma AMLO enfocaran sus energías, sus recursos, al triunfo de Ricardo Anaya. Vale, aquí, entonces recordar una de las sentencias de Carlos Marx y el capitalismo.

POLITICA VS ECONOMIA.

En principio recordemos algo de la vida real y actual de la política: la política se hace con dinero; quien no lo tiene, es un político pobre. A partir de esa consideración, es válida establecer que se impone la economía sobre la política. Y precisamente, esa es la cuestión, el autor del Manifiesto de Partido Comunista, advirtió: en última instancia prevalece el capital sobre la política y las ideologías. Y de esto, la historia tiene muchos ejemplos.

CONDICIONES OBJETIVAS.

Hay, sin embargo, otra aseveración de Marx: la que tiene que ver con las condiciones objetivas en que vive la sociedad. Y ahí es donde está el motor de la lucha de clases; en este caso, la sociedad mexicana vive condiciones objetivas de que nadie tiene que convencerla del cambio, porque están plenamente convencidas de que ya no hay alternativa. Por eso, el discurso de José Antonio Meade no ha prendido: más de lo mismo, la sociedad, el pueblo, ya no lo soporta. Y solo en estas circunstancias es cuando la economía, el dinero, no se impone a la política y a las ideas. Claro, en todo caso, por eso en la lucha de las ideas y las percepciones, se pretende vender el costo o las consecuencias de ese cambio.

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Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.