Como buen ciudadano, que trato de estar informado, fui uno de los que escuchamos el primer debate entre los candidatos a Presidente de la Republica. Lo vi desde el principio a fin y, como todos, también me encuentro en una situación de indefinición sobre a quién darle mi voto. Pero hay una realidad, innegable, incuestionable, se lo tengo que dar a cualquiera de los cinco que ahí estuvieron, porque son, precisamente, los que están en la lucha por el triunfo electoral.

Pasado el debate escuche a los expertos, a los analistas, y también como ellos, puedo decir que gano uno y que otros perdieron; me puedo burlar, como se hace en los memes o en las caricaturas, pero como bien dice más de uno en las redes sociales: pésele a quien le pese, con burlas o sin ellas, uno de ellos (o ella) será nuestro próximo Presidente. Es, obvio, decir que tenemos a los gobernantes que nos merecemos.

EL FORMATO.

He sido testigo de los debates presidenciales anteriores. Quiero dejar constancia que cuando vi, por ejemplo, los de Hilary Clinton y Donald Trump, pensé que en México estamos muy lejos, muy lejos aún, de aproximarnos más a una práctica más democrática. Me acorde, también, de Cuadri y la edecán. Pero ahora el formato fue diferente, si acaso, el hecho que en algunas ocasiones el candidato no daba respuesta puntual a la interrogante planteada.

Creo que, pese a todo lo que se diga, ya se avanzó en el formato: preguntas precisas a cada uno, tiempo de réplica; pero además, preguntas específicas de los moderadores a los candidatos; preguntas, digamos, puntillosas, que los hicieron tomar una postura, como fue el caso de Margarita Zavala que admite, respeta, el matrimonio entre personas del mismo sexo. Hay, creo, un buen avance. Espero que los próximos sean mejores.

CONTRA EL PUNTERO.

En una elección donde participan 5 candidatos, de todos, uno tiene que llevar la delantera. En este caso, si hacemos caso a las fotografías del momento, las encuestas, la delantera la lleva Andrés Manuel López Obrador; y por lo tanto fue el objetivo de todos. Todos lo tiraron, le hicieron montón. Claro, eso que hicieron, fue no aprovechar el tiempo para hacer propuestas validas, positivas… no como el Bronco que propone cortar las manos a los que rateros, a los pillos.

Fue una guerra de cifras. Cada candidato, sea para su defensa o para atacar a otro, dio cifras y presento cartulinas con las gráficas. Como ciudadano, al momento, no podemos verificar. Sin embargo la revista proceso es parte de la iniciativa de periodismo colaborativo verificado 2018 y encuentra que Anaya mintió 3 veces, el bronco 2, AMLO y Meade en 1. Quien lo haya dicho, con más contundencia, sin titubear, sin duda, pudo convencernos de su mentira. Se puede consultar en: https://www.proceso.com.mx/531106/en-el-debate-tres-mentiras-de-anaya-dos-de-el-bronco-una-de-amlo-y-otra-de-meade/amp

¿QUIEN GANO EL DEBATE?

En general creo que gano el pueblo porque, quiérase o no, se tuvo un mejor formato del debate. En lo particular, creo que se puede dar el triunfo a dos por motivos diferentes: Lo gano Ricardo Anaya, porque fue el más contundente, el más enérgico y aprovecho mejor las oportunidades para atacar y defenderse, fue el que mejor se preparó; también gano AMLO, por una sencilla razón: el resto de los candidatos, prácticamente, ya lo dan por ganador con todo y que digan que van a ganar la elección. Pudo ser mayor el impacto de AMLO si sus respuestas hubieran sido enérgicas pero en algunos casos balbuceo y, además, fue el primero en abandonar el escenario.

El escenario posdebate fue que todos, prácticamente todos, afirman que ganaron. Lo hicieron los correligionarios de Meade, de Anaya, de AMLO, hasta de Margarita. Efectivamente algunos ganaron, como El Bronco, con sus ocurrencias: a Meade lo hacen ganador por sus propuestas, sin embargo la losa de PRI y de Enrique Peña Nieto, de corrupción e impunidad no se la puede quitar. Y Margarita no convenció ni a las mujeres que ofrece defender… se notó que se aprendió de memoria uno que otro guion y abruptamente lo terminaba.

NO CONOCEN LAS POLITICAS PUBLICAS.

En uno de los análisis posteriores se apuntó que los candidatos no saben que son las políticas públicas, ni como se construyen ni cómo operan, que soslayan la división de poderes. José Antonio Meade y José Manuel López Obrador, por ejemplo, pregonan, presumen que no son corruptos y nos tratan de convencer que, por esa razón, en su gobierno no habrá corrupción. No dan, no ofrecen, mecanismos, ni líneas de acción que sean racionales, entendibles, concretas. Bueno, el Bronco hará una policía cibernética estilo FBI… así, de ese tamaño, son sus propuestas.

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Melitón Guevara Castillo

Licenciado en Administración Pública (UAT),  Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).

Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).

Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.  

Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.