La edad de oro de las clases medias, que transcurrió durante los 30 años después de 1945, ha pasado. Los 30 años gloriosos europeos fueron relativamente igualitarios. 

Kuznets lo explica con su “teoría de la U”. Primero, las desigualdades aumentaron pero por varios motivos luego disminuyeron rápido. 

La organización de la empresa fordista limitaba las desigualdades salariales, luego existió una fuerte demanda de trabajo no cualificado o poco cualificado para las tareas rutinarias y por último, la fiscalidad durante los 30 años gloriosos era bastante redistributiva. 

Hoy en día lo es menos, debido a la competitividad fiscal entre países que quieren atraer al talento y a la creatividad, los cuales participan de manera importante en el crecimiento a largo plazo. Fuente: Gina Giró. Globalización, desigualdad y crisis: ¿Desaparecen las clases medias? 2/08/2013.

En las sociedades donde las diferencias de ingresos entre ricos y pobres son más reducidas, la vida social es más intensa, la gente se siente confiada, hay menos violencia y ello, aunque parezca mentira, también repercute de manera notable en la productividad, el crecimiento económico y en el fomento de un tejido social sano y sostenible. 

Tanto la salud física como la mental tienden a ser mejores y la esperanza de vida es, como parece lógico en tales condiciones, mayor. 

Los problemas relacionados con la situación de necesidad relativa se alivian: menores índices de natalidad entre las jóvenes, menor porcentaje de población carcelaria, mejor nivel académico de los estudiantes de todas las edades y menor obesidad.

La crisis económica ha hecho que aumenten las desiguadades y que mengüe la clase media en las democracias occidentales. Tanto la democracia como la clase media parecen hallarse amenazadas.

La desigualdad ha aumentado en todo el mundo. En algunos casos, Estados Unidos, por ejemplo, la riqueza se ha concentrado a un ritmo acelerado. Durante los últimos 35 años, el 1% más rico de la población global se ha beneficiado de un 27% del crecimiento, mientras que el 50% más pobre solo ha participado de un 13% de ese mismo crecimiento.

Los gobiernos tienden a ser cada vez más pobres y a estar más endeudados, mientras que los individuos y corporaciones privadas tienden a ser cada vez más ricos. Incluso en países europeos y en Estados Unidos los gobiernos enfrentan déficits inmanejables, lo que limita su capacidad para aplicar políticas redistributivas y aumenta la presión de los individuos y empresas. 

De continuar esta tendencia, la clase media se reduciría sustancialmente dejando un mundo polarizado entre personas muy ricas y muy pobres. 

Esta tendencia no es irreversible. Algunos países han sido más exitosos al enfrentar la desigualdad, especialmente a través de impuestos progresivos, una mayor inversión en educación, así como en el incremento de la transparencia en el gasto, incluyendo el privado. Fuente: Javier Ciurlizza. El desafío de la desigualdad y la promesa de la democracia. El Tiempo. 1/02/2018.

En este contexto de desempleo, desigualdad y empobrecimiento, la clase media mundial y en México se ha desplomado. 

En la clasificación de la Secretaría de Economía (SE), se establece (2014) que existe una “clase media baja, con ingresos no sustanciosos pero estables” y una “clase media alta, con ingresos económicos buenos y estables”. 

Sin definir el umbral de ingresos entre ambas clases sociales, la SE hace la siguiente estratificación porcentual: 20% de la población (alrededor de 24 millones de habitantes) pertenecen a la “clase media baja” y 14% (alrededor de 17 millones) a la “clase media alta”.

Si en 2010 el 53% de los mexicanos se consideraba clase media, en 2014 lo hacía el 48%. En términos generales, el 54% de los ciudadanos declara haber caído de clase social como consecuencia de la crisis, un 28% habría descendido de la clase media alta a la clase media baja. 

Un tercio de los ciudadanos, por tanto, formaría parte de la nueva clase media empobrecida. 

La clase media empobrecida ha transformado sus hábitos de vida, consumo y compra. Fuente: Revista Uno. Al rescate de la clase media empobrecida.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).

Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.

Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.