Recién que se dio a conocer el aumento al salario mínimo, el cual quedo establecido en 88.36 pesos, las voces de inconformidad se hicieron escuchar a lo largo del territorio nacional. En verdad es un tema que merece un análisis minucioso y no es tan fácil como pensamos el incrementar súbitamente los salarios en el país, no porque yo no comparta la opinión de hacerlo, al contrario, pero si hay que estudiar el impacto general en la economía en el corto plazo. Aparte de ser alguien que gusta leer, ver y estudiar artículos referentes a la economía nacional y mundial, sin dejar de leer también a compañeros columnistas como a Don Humberto Gutiérrez, el Dr. Lera Mejía, entre otros, quienes dilucidan de una manera muy clara dichas temáticas; es importante escuchar los distintos argumentos por parte de todas las partes involucradas en estos procesos concernientes al tema laboral y económico.

Para emitir una certera opinión y/o válido argumento se necesita tener conocimiento del entorno socio-económico, el comportamiento de los mercados, el impacto de las políticas públicas existentes, macroeconomía, etc. Para comprender el por qué unos sienten o festejan el reciente aumento y otros lo ven como una pírrica solución al problema de falta de capital de remuneración por el trabajo de los trabajadores mexicanos. No en balde tenemos una economía informal creciente, aún que el gobierno federal aduce haber creado más empleos que en las pasadas administraciones.

En mi particular punto de vista opino que mientras las decisiones en torno a estos temas sigan siendo manipuladas o consensadas con los grupos fácticos tanto políticos como empresariales, poco va a cambiar. La economía de libre mercado no es mala, solo que se implementa mal en este país, muchas decisiones se piensan acorde a los intereses de unos cuantos y no de los muchos. Calladitos, calladitos, el sector empresarial ha ido aumentando los precios de muchos productos, aduciendo al alza de los precios de los combustibles que por ende les impactan, sopas instantáneas que antes costaban 3 pesos ahora hasta duplicaron y así pongan atención en muchos productos. Otros los han mantenido pero bajando la cantidad del producto, ellos (los empresarios) saben utilizar muy bien la mercadotecnia así como aprovecharse de una ignorancia o displicencia ciudadana.

Es el gobierno quien tiene que ser el ente regulador de este tipo de prácticas y generar las condiciones para que los distintos sectores tengan un crecimiento sustentable. ¿Si todo sube notoriamente por que no pasa lo mismo con los salarios? Ese es el verdadero dilema…

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)