Berlín,(Notimex).- Con pan de muerto, chocolate caliente, el tradicional altar, así como muchos niños alemanes y mexicanos se celebró hoy el Día de Muertos en la Embajada de México en Berlín.

Los asistentes mexicanos a la inauguración del altar manifestaron que dan gran importancia a que sus hijos conozcan y entiendan las tradiciones mexicanas. Los niños fueron en esta ocasión el punto focal de la atención. Se les contó un cuento sobre “la muerte chiquita” y ellos participaron en forma activa.

La presidenta de la Sociedad Mexicana-Alemana en Berlín, Karina Rodríguez Jardines, dijo a Notimex que transmitir en Alemania la visión mexicana de la muerte resulta “un poco difícil”.

“No celebramos la muerte sino a los muertos. Los niños mexicanos y alemanes que vinieron a la embajada lo asimilaron bien y ahora andan corriendo y jugando, después del cuento y de tomar pan de muerto y chocolate caliente. Para los padres mexicanos es muy importante que ellos conozcan nuestras tradiciones”, refirió.

Gabriela Mirow, miembro de la Sociedad y madre de una niña expresó que le da mucha importancia a esa tradición porque lleva 17 años entre Berlín y México, y tiene una hija pequeña, a la que quiere transmitir la cultura mexicana. “Además es importante que el mundo también conozca nuestras tradiciones”.

El altar de Muertos en Berlín se dedicó al escritor mexicano Juan Rulfo, de quien se festeja el centenario de su nacimiento, así como a las víctimas de los temblores de septiembre en México, además se invitó a los asistentes a poner en el altar una foto de sus seres queridos que ya fallecieron.

El embajador de México en Alemania, Rogelio Granguillhome, manifestó que “los mexicanos en el extranjero se sienten orgullosos de sus tradiciones y el Día de Muertos es una de las más bellas, más coloridas y más complejas”.

Puntualizó que la ofrenda de muertos que se inauguró en la sede diplomática fue realizada por la Sociedad Mexicana-Alemana en Berlín y por la embajada en la capital alemana. La embajada fue adornada con papel picado de colores, veladoras y muchas flores de papel de china.

El cempasúchil de papel dominó la decoración del altar, en el que también se colocaron botellas de tequila, ollas de barro, espejos, artesanías, velas y pan de muerto, horneado especialmente para la ocasión por una pequeña empresa mexicana en Berlín.