La tragedia ocurrida en Las Vegas Nevada nos debe de poner a reflexionar muchas cosas como sociedad. Para el mundo fue una noticia de gran impacto ya que nos demuestra que tan vulnerables podemos ser ante gente de mente desquiciada. Muy pero muy tristemente aquí en nuestro estado seguimos viviendo un terror similar, no en conciertos pero sí casi de diario, siendo unas ciudades y/o regiones más afectadas que las otras pero con una violencia que pareciera no tener fin. Las muertes se van acumulando, el terror sigue permeando en nuestro mundo y nosotros pareciéramos inertes espectadores de esta terrorífica puesta en escena. Amenazas de guerra nuclear, conflictos armados en distintas regiones, racismo, enconos, luchas de poder y una parte de la sociedad que se rigen ellos por sus propias leyes.

¿Qué estamos esperando como para reaccionar, necesitaremos otro conflicto armado mundial como para que nos sacuda la mente? ¿Quién es el culpable de todo esto?

En el caso de Las Vegas es una evidente situación en donde un ciudadano puede conseguir armas de altos calibres por demás letales, por sus políticas en cuanto al uso de estas, no es la primera vez que alguien atenta contra las vidas de otros en lugares públicos o concurridos. Es más, pareciera una perversa tendencia que ya lleva años así en el caso de los Estados Unidos, gente de todas las edades y curiosamente en su mayoría caucásicos son los que han perpetrado estas horrendas matanzas. Aquí en nuestra república, entre una abundante corrupción, impunidad, malos gobiernos, narcotráfico y un pueblo permisivo, es que estamos inmersos en una batalla cruenta que está cobrando la vida de miles. No olvidemos los casos de San Fernando y no solo en la jornada que reportaron alrededor de 72 migrantes muertos, los 43 de Ayotzinapa, los feminicidios, asesinatos de periodistas, civiles inocentes en manos de delincuentes, elementos policiacos y hasta casos en donde nuestras fuerzas armadas estuvieron involucrados.

Es cierto que valiosos y admirables esfuerzos se hacen pero terminan palideciendo ante una marejada violenta que parece inundar lo que en alguna ocasión en paz se encontraba. En verdad me causa una enorme tristeza ver que como sociedad no hemos aprendido de nuestros errores del pasado, no solo no se ha llegado a generar una palpable armonía mundial sino pareciera que creamos mayores enconos y con nuevas y más destructivas tecnologías. ¿Si no es ahora entonces cuando reaccionaremos?

¿De quién es la culpa de todo esta falta de valores y hermandad?

Reflexión

Sé que muchos prefieren optar por leer escritos que tratan temas sobre suculentos chismes, saber a quién correrán, quien la regó, de quien se mofan, especulaciones políticas, etc. Pero para todos aquellos que se dan el tiempo de leer columnas como ésta, que tratan de generar conciencia e incentivar a la reflexión colectiva, muchas gracias. Una luz de esperanza siempre existirá mientras no la dejemos fenecer.

“No hay camino para la paz, la paz es el camino”

-Mahatma Gandhi-

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)