El renacimiento de México
Los sismos del 7 y el 19 de septiembre, dentro de todo lo malo y las pérdidas que han dejado, son la gran oportunidad para nuestro país de renacer. Nos urge a los ciudadanos replantearnos un proyecto de nación coherente. No es un tema de fácil construcción, pero con esfuerzo y voluntad de todas las partes si se puede. Esa es una máxima.
La primera señal de que puede darse un cambio real en nuestro país, es que prácticamente es una realidad la propuesta de quitar a los partidos políticos los recursos públicos para sus tareas proselitistas. Muy tarde, sí, pero ya, los propios partidos políticos han aceptado entrarle a esa propuesta.
En lo personal, soy un firme creyente que el financiamiento a los partidos políticos en México debe ser absolutamente privado y sus tareas y campañas no debe costarnos a los ciudadanos. Pero para lograrlo con transparencia y honestidad es necesaria una nueva discusión acorde a los tiempos que estamos viviendo, conformar una nueva legislación y un nuevo sentido práctico y político para reconstruir el país a partir de la honestidad y la credibilidad en las instituciones, erradicando de raíz la corrupción y la impunidad que tanto daño le ha hecho a esta nación.
Además, debe haber una reingeniería política y administrativa del país y de sus instituciones: los Congresos Federal y Estatales y los Tribunales de Justicia a lo largo y ancho del país. No se vale que los servidores públicos ganen sueldos tan desproporcionados y los regidores en los cabildos debieran ser puestos honoríficos. Así, van a llegar a la toma de decisiones quienes vayan con la idea de sumar voluntades y no aquellos que tienen la idea errónea de que llegan a cargos públicos para hacerse millonarios. Que así suceda hasta el día de hoy, no significa, de ninguna manera, que eso esté bien.
La segunda señal, es la conformación de un ente interinstitucional para vigilar el manejo de los recursos públicos y privados para la reconstrucción de los daños en México. ¿Cuánto va a costar la reconstrucción? Con certeza es difícil saberlo, pero el presidente Enrique Peña Nieto señala que son más de 38 mil millones de pesos lo que va a costar reconstruir las localidades afectadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre pasado, más las réplicas que en algo han contribuido a hacer más grande el problema.
Tercero, la solidaridad de los mexicanos es un activo que hay que aprovechar en la reconstrucción de la nación y el tejido social. Al momento del sismo del 19 de septiembre, quienes pasaban por enfrente de los edificios colapsados, se quitaron el saco y dejaron de lado el portafolios y se pusieron de inmediato a quitar piedras y pedazos de concreto para liberar a las personas que se encontraban atrapadas. La sociedad civil operó de inmediato, mientras las instituciones gubernamentales tardaron en recomponerse y en llegar a los sitios a operar. Ello habla de la voluntad de los mexicanos. No fueron todos, eso es cierto. También hubo quienes se dedicaron a delinquir y aprovecharse de la situación, también es cierto. Pero lo verdaderamente importante es la voluntad de los ciudadanos por rescatar a este país de las garras de la corrupción, la impunidad y la deshonestidad.
Reitero. Hoy están dadas las condiciones para virar el rumbo del país y cambiar de tajo todo lo malo que hay que cambiar. Transformar a México no va a ser fácil, nadie ha dicho eso, y vamos a tardar muchos años. Pero es mejor empezar ahora que nunca y somos más quienes queremos vivir diferente.
México debe renacer de entre los escombros, los físicos y los mentales, y el momento es ya.
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