Hablar acerca de la creencia en Dios es una responsabilidad, no quiero mencionar la palabra “fe” de manera tan natural como si la conociera o la practicara, más adelante intentaré  explicar el por qué, por ahora puedo decir que este punto de vista tan sólo es una apreciación muy personal. Cuando hablo de responsabilidad quiero dar a entender que no puedo hablar de lo que desconozco o simplemente no he comprendido la dimensión del tema, de tal manera que voy a comenzar por el principio, por lo que ya conozco.

Sé que existe un Dios de nombre Jehová (Antiguo Testamento o Biblia), es el Dios de nuestros ancestros Abraham, Isaac y Jacob,  añadiría también el Dios de Moisés, personaje este último por quien he sentido gran admiración durante los últimos dos años ya que he leído y visto historias acerca de él; a quien, aparte, le debo que yo haya adquirido conciencia con respecto al único creador del Universo. Poco o nada sé de las demás historias bíblicas, me refiero a que no tengo un conocimiento más profundo sobre el tema, pero más que eso, creo yo se trata de adquirir conciencia plena de la existencia del Dios de los grandes profetas y del mundo actual.

Bajo la influencia de la reciente novela MOISES Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS que pasan por canal IMAGEN -sé que es un atrevimiento lo que voy a decir-, pero me siento parte del pueblo hebreo. A través de esta novelada historia he adquirido una conciencia tan distinta acerca de Dios que de la que tenía hasta hace poco tiempo.

Tuve que ver actuada la historia para conocerlo de una forma diferente, a un Dios tan cerca de la gente como nunca la hubiera imaginado. Este Dios si bien es cierto que protege a su pueblo elegido, pues ya abrió el mar por donde cruzaron los hebreos, justo donde se tragaron las aguas al ejército egipcio, posteriormente les da de comer cuando les manda pan del cielo, etc. también es cierto que no interfiere como todo un Dios (algo esperado por la mayoría de los hebreos) en la dinámica de la vida. El pueblo ha salido de Egipto, ya no son esclavos sino hombres libres, su Dios se mantiene al margen, permite que sucedan las cosas sin intervenir, como lo son las batallas que enfrentan contra otros pueblos donde hay muertos, heridos, donde suceden circunstancias adversas que bien podrían evitarse pero que Dios simplemente no mete las manos.  

La actitud de Dios al no extender su mano pone a dudar a gran parte de los hebreos, ellos se preguntan ¿por qué si Dios está con nosotros no evitó tal o cual tragedia? Ésta es una de las tantas interrogantes, incluso, que hasta el día de hoy nos planteamos ¿por qué Dios permitió una Primera y Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué permitiría una Tercera?  

A mi modo de entender la dinámica de todo esto, vemos que hay un plan bien trazado en tiempo y forma, hay estrategias de nuestro Dios para con los seres humanos.  Habemos quienes nos alegramos de que Dios nos deje la responsabilidad de vivir de acuerdo con nuestro criterio para no contaminarlo con nuestras malas acciones.  Sufrimiento y muerte parecen ser filtros para purificar el alma, o sencillamente para poner a prueba la creencia de la gente.  No me atreví a mencionar la palabra “fe”, repito, donde menciono “poner a prueba la creencia de la gente”, bien encajaría la palabra fe por creencia, por eso líneas arriba explico que no puedo hablar de lo que no conozco.

Eso no quiere decir que no la haya escuchado “Si tuvieras fe como un grano de mostaza”, más bien intento ser sincero: no sé qué es la fe porque no sé si yo la tenga o la haya practicado alguna vez, o si sencillamente no la tengo.  Habrá más de uno que intente explicarme, sólo que más que eso, me gustaría conocer a la persona que lo practica y que sus hechos, sus demostraciones de fe, son un gran ejemplo, porque fariseos abundan. Asumo mi responsabilidad cuando hablo de Dios, a mis amigos les he dicho que no me gusta tener en la lengua esa palabra porque me siento que estoy jugando con algo Sagrado, y repetirla sería un acto inconsciente y necio.

La historia nos regala ejemplos de personas que se han atrevido a dar su vida por defender a su pueblo o nación, como es el caso de Gandhi o de Martin Luther King, casos excepcionales como estos hombres me pregunto si ellos se cuestionaban por saber que tan grande o pequeña era su fe en Dios y vaya que fueron grandes hombres.

Desde mi perspectiva, todo aquel que cree en Dios debe tener plena conciencia de que el sufrimiento es parte del proceso de la vida, que las cosas tienen que suceder, van a suceder, que la obligación de vivir y servir es del hombre,  que el sufrimiento y la muerte son inevitables por lo menos aquí en la Tierra, en el mejor de los casos, son necesarios; quien sabe si en alguna otra galaxia pueda evitarse, pero aquí no es posible, es parte del proceso.

En el Nuevo Testamento se habla de un Nuevo Sistema de cosas donde ya no habrá más sufrimiento ni muerte, pero hasta entonces. El día de hoy no cambia nada, sobre todo para nuestro tiempo que se ha incrementado la violencia, el hombre es el lobo del hombre, el ser humano camina por la vida sin sentido, el individualismo ha superado al colectivismo, donde todo parece indicar que el hombre prefiere la destrucción de sí mismo; la corrupción es impresionante, para mucha gente de hoy el dinero se ha vuelto su dios.

Sin embargo, algunas historias parecen repetirse como la destrucción de Sodoma y Gomorra donde tan sólo Lot y su familia se salvaron (a excepción de la esposa que se convirtió en sal); de la misma forma puede suceder algo parecido, si en este mundo terrenal –dígase de la gente de todos los continentes- solamente hay una o dos personas con fe, Él vendrá por esas dos y las salvará y quizá dos son todavía muchas; después vendrá la destrucción.

La película El rey SALOMON no estaría mal que le echaran un vistazo, porque el día menos pensado no nos vayan a tomar por sorpresa los demonios cuando bajen nuevamente a la Tierra a hacerle la vida imposible al hombre. Eso y más nos merecemos. ¡Hasta pronto!

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.