¡Siempre por Tamaulipas!
El presente escrito ya lo había publicado hace un tiempo pero al ver los acontecimientos prevalecientes en el estado así como refrendar mi eterno amor por la tierra que me vio nacer, es que decidí volver a plasmarlo como testamento de mi inequívoca intención por generar un sentimiento de empatía, hermandad y patriotismo.
“No sé si haya un sentimiento tan hermoso como el de saber que pertenecemos a una tierra tan maravillosa, la cuna de nobles varones, de mujeres hermosas y emprendedoras, una tierra por demás bendecida y mística, aquella que llamamos Tamaulipas. Un estado rico en recursos naturales, en donde florece la agricultura y ganadería, poseedora de un extenso litoral, cruces internacionales, hermosos parajes y gente valiente. Nunca terminaría de describir orgullosamente lo que esta hermosa tierra significa para mí;
Mi orgullo, mi lealtad, mi amor, mi vida, aposento de mi familia y de mis hermanos tamaulipecos, el paraíso que me vio nacer, la tierra del majestuoso Cerro del Bernal y su hermano el Guayalejo.
Hoy te escribo con mi fidelidad de siempre pero también consternado, al ver que muchos a los que arropaste olvidaron respetarte, sucumbieron ante la tentación del mal hacer y sin remordimiento hieren no solo a tus hijos sino a tu precioso legado, infunden traición y actúan muchas veces sin miramientos. Y por ello sé que dueles y que sufres silentemente, que lagrimas fluyen en las causales de tus ríos por presenciar tal injuria, deseando poner un fin definitorio a la barbarie prevaleciente.
Pero siempre ten presente que eso culpa tuya nunca fue, a nadie obligaste a corromperse, a nadie incitaste a traicionarte, al contrario, con tu manto protector a todos cobijaste, prestándonos tus divinos suelos para nuestro crecimiento.
Hoy que se presenta esta afrenta, quiero decirte que en mí tienes a un hijo que agradece tu hospitalidad, que admira tu gallardía y al cual le duele igual que a ti las traiciones de los indecentes. Hoy, escucho tu llamado y el de mis hermanos hartos y convalecientes que desean volver a respirar aires de grandeza, de tranquilidad pero sobre todo de una tan ansiada cofradía y una genuina hermandad.
Tamaulipas, ¡mi hermoso y adorado estado de Tamaulipas! Hoy te refrendo mi lealtad, te entrego mi corazón, pongo mi vida en tus manos prometiéndote dar todo de mí para que vuelvas a ser boyante, para que en tu territorio vuelva la felicidad y prosperidad pero sobre todo, para sigas siendo la flor más hermosa de toda la república.
Para ti, mi respeto, mi entrega y eterna devoción.”
REFLEXIÓN
Igual que los valores bien inculcados, debemos de constantemente recordar que somos hijos de una majestuosa tierra y que está en nuestras manos el velar por ella y protegerla. Más amor que odio, más hermandad que mezquindad…
O como dijo Khalil Gibran:
“Si tu corazón es un volcán, ¿cómo pretendes que broten las flores?”
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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