Se extraña la vida nocturna de la capital mexicana al estilo de los 70 y 80
México, (Notimex).- Los habitantes de la Ciudad de Mexico, los turistas nacionales y extranjeros disfrutaron durante las décadas de los 70 y 80 de una urbe con una cartelera nocturna diversa y plural que dio esplendor a la llamada Ciudad de los Palacios, pero eso ya es historia.
Lo mismo había bares módicos con espectáculos menores, centros nocturnos de postín que atraían a las audiencias salidas de los teatros ávidos de seguir el disfrute de la noche, cabarets con "shows" eróticos que atraían a aquellos que buscaban seguirla toda la noche, recuerda Javier García, reportero que de esto sabe bastante.
En los 80, el lugar de moda en la Zona Rosa era El Conjunto Marrakesh, con su disco Valentino’s, que se llenaba de jóvenes atraídos por la música ochentera; La Madelon daba cabida a Los Hermanos Castro, Anamía, Verónica Castro y hasta “La Bomba puertorriqueña” Iris Chacón.
El Casablanca que era el lugar más grande de este espacio presentaba las figuras internacionales como Rocío Jurado, Diego Verdaguer, Amanda Miguel, Isabel Pantoja, entre muchos más.
El Morocco era un espacio totalmente para que los comediantes del momento como Jo Jo Jorge Falcón y Memo Ríos con su mejor reportorio de chistes arrancaran las carcajadas de la audiencia;
El Marrakesh tenía en su cartelera a figuras como Lila Deneken, así como a Denise de Kalaffe y Anamía, entre otras cantantes femeninas.
En este gran abanico de centros nocturnos, no puede quedar fuera “La Cueva de Amparo Montes”, lugar en el que la bohemia, acompañada de las notas del trío encabezado por Chamín Correa, eran disfrutables para quienes gustaban de las canciones de amor y desamor.
Otro de los recintos fue El Keops, la guarida de Polo Polo en plena Zona Rosa. “Polo fue el primer gran standupero que atrajo a miles de seguidores nocturnos con sus rutinas maratónicas impregnadas de doble sentido, de ironía y sarcasmo”, dijo en charla con Notimex Javier García, reportero de espectáculos de la llamada "vieja guardia".
En la Zona Rosa también estaba El Señorial (con entrada de embudo), un sitio que no podía quedar fuera del atractivo para aquellos que gustaban de la diversión ya entrada la noche. Ahí, Enrique Guzmán hacia las delicias de todos los amantes del rock en español.
Este lugar también albergó a agrupaciones como Los Churumbeles de España, intérpretes de temas populares como “El gitano señorón, “El beso” y “No te puedo querer”.
En El Señorial también desfilaron con su shows "El Loco Valdés", César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, cubanos de notable arraigo entre el público noctámbulo de la capital.
“Había centros nocturnos de postín, de media tabla y aquellos de los llamados rompe y rasga como La Copa de Champagne, ahí entre las calles cercanas a la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera.
También por el rumbo de la Alameda Central, en la Colonia Juárez destacó durante años El Hotel del Prado, con su infaltable Salón Candiles, por donde desfilaron famosos como Ray Conniff y Camilo Sesto; hasta el popular Rigo Tovar y su Costa Azul.
Casi enfrente del Hotel del Prado, estaba El Capri del Hotel Ritz, también un sitio concurrido por los turistas nacionales y extranjeros en donde se ofrecían variedades de todo calibre con el Famoso Charro del Misterio, un cantante enmascarado. También era el refugio de quienes gustaban de la bohemia de Pedro Vargas, Agustín Lara, Tongolele y de la vedette Mora Escudero, “Las Piernas del Millón”.
En las calles de Puebla e Insurgentes, aparecía en la radiografía de la escena nocturna el famoso Follies Berger, un centro nocturno de los años 70 y 80, donde la atracción era nada menos que La Princesa Lea.
Otro lugar muy visitado lo fue El Clóset, en la Colonia Roma; El 77 en la calle de Londres, en la Zona Rosa, donde las mal llamadas vedettes, acaparaban las marquesinas, relató García.
“Todos esos lugares mutaron a los hoy conocidos table dance, que en años recientes son parte del atractivo de señores y jóvenes que buscan “lo prohibido” en la escena nocturna de la capital.
“En aquellos años había una lista enorme de vedettes que igual acaparaban las páginas de diarios y revistas de la época. Todas ellas recorrían ese circuito de entretenimiento de noche para adultos. Gente como Martha Stringel, Ángela Forti, Diana Herrera, Diana Arriaga “La Gato”; Carolina Magaña, Grace Renat “La morena de fuego”; La Princesa Lea, La Princesa Yamal; Iris Cristal, Gloriella, Fiorella, Wanda Seux, Lisa de Liz, Shandira, La de Uruguay e Ingrid de Praga. Era una lista enorme de vedetes”.
De acuerdo con el reportero de espectáculos, era un amplio abanico de nacionalidades argentinas, uruguayas, paraguayas, venezolanas, cubanas, y mexicanas, de Veracruz, Colima, Sinaloa, Jalisco, entre otras.
“Sus shows estaban llenos de colorido, mujeres de todos los tamaños, menuditas, altas, delgadas, frondosas, de vestuarios espectaculares, vistosos que se ajustaban a sus anatomías.
“Mallas, shorts, plumas, lentejuelas, pedrería con las que aparecían en las pistas llenas de luces y ellas intentaban cantar y bailar al ritmo de la pieza en turno.
“Había sitios para todos los gustos, aquellos semitranquilos con las vedettes cantando los éxitos del momento o cóvers, aunque los más socorridos eran aquellos en que el erotismo rayaba en lo impensable. En El Closet, por ejemplo, Olga Ríos y Norma Lee no dejaban nada a la imaginación del espectador.
“Eran centros nocturnos para criterios mayores, con shows subidos de tono, exóticos y eróticos que hacían sudar al espectador. Ahí las luces y la música eran también parte de la herramienta para apagar los ánimos de aquellos testigos presenciales de la escena nocturna sin censura”, relató García.
Para muchos que formaron parte de las generaciones setenteras y ochenteras los nombres de cabarets como el King Kong o el Bombay despertarán recuerdos imborrables.
El que también brillaba intensamente en la época, era el barrio de Garibaldi, donde el tradicional Tenampa ofrecía el "show" de cantantes como Lola Beltrán, Lucha Villa, Vicente Fernández, Cornelio Reyna y María de Lourdes, entre muchas figuras vernáculas más.
Cómo olvidar al Plaza Santa Cecilia, en donde noche a noche se brindaban dos espectáculos continuos en la Planta Baja y en el segundo piso variedades con música vernácula.
Ese centro de diversión era propiedad del reconocido actor Jaime Fernández, hermano de otros famoso como Emilio “El Indio” Fernández.
Por ahí también desfilaron figuras como Lucha Moreno y José Juan (papás de Mimi, la integrante de Flans), así como Lorenzo de Monteclaro, Felipe Arriaga, Marcela Rubiales, Valente Pastor y Rosa Gloria Chagoyán.
“En ese lugar me tocó presenciar el debut con mariachi y como intérprete de la actriz Norma Herrera y a la entonces esposa del futbolista Héctor Tapia, Merle Uribe”, dijo García.
Hubo algunos más como El Guadalajara de Noche, El Tlaquepaque y El Rincón del Mariachi.
Punto aparte merece el conocido como Salón Tropicana, que llegó a Garibaldi para dar paso a todos aquellos que gustaban de la salsa, la cumbia y el vallenato.
Si hablamos de centros nocturnos con un público cautivo no se puede dejar de hablar del famoso y legendario Apache 14, una de las sedes para un público de postín ubicado en el tradicional barrio de San Angel Inn, con la voz de la cubana Olga Guillot.
“Fue tal el éxito, que pusieron otro Apache 14, en Avenida Instituto Politécnico Nacional, atrasito de la Central Camionera del Norte. La dupla de bohemios formada por Carmela y Rafael, permitían que la noche se esfumara sin sentirla.
“Ahí mismo, en ese recinto, el grupo musical Las Chic’s ponían su granito de arena con temas de moda y rock intenso”.
Tampoco se puede descartar lo que sucedía en las noches en El Cordiale, un cabaret en avenida Melchor Ocampo, en el transitado Circuito Interior; sin embargo, eso ya quedó atrás... nada de eso existe ahora.
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