Cada día que pasa es cada día que nos acercamos más a los tiempos marcados para el arranque de los procesos internos de los partidos de cara a los comicios importantes que se llevaran a cabo en el 2018. Unos y otros comienzan desde ya a organizarse poco a poco y bien hacen, ya que se vislumbra un panorama complicado, incierto y plagado de un cansancio social mayoritario. Muchos son los temas por los cuales a la gente le sigue costando trabajo creer en los partidos políticos y sus promesas de una verdadera reivindicación con el pueblo, mientras unos trabajan duro para lograrlo, otros se siguen encargando de mantener esa imagen desgastada y fraudulenta, al ser ellos quienes no demuestran una verdadera vocación para ayudar genuinamente y cumplir con lo que la sociedad espera y exige. En otras palabras, hay quienes comprenden que la única solución para salir avante es el trabajar arduamente y sin excusas y existen los otros que inventan mil excusas para justificar su falta de capacidad y entrega a las encomiendas conferidas. Y en esto de ser simuladores, hipócritas, desvergonzados y demás, los hay de todos los colores, sabores e ideologías políticas.

Tamaulipas pasa por momentos difíciles, la inseguridad recrudece y por ende el desarrollo se estanca, la falta de oportunidades de empleo es palpable, se implementan nuevas acciones para mitigar estos problemas pero para que se revierta la situación se necesita tiempo. Se necesita más compromiso y menos política banal, más unificación de criterios y voluntades que descalificaciones y confrontaciones, se tiene que entender (y sé que soy alguien que siempre insiste en esto y lo seguiré haciendo), que el tiempo no perdona y es ahorita cuando necesitamos olvidarnos de trivialidades y orgullos falsos, dando un paso cualitativo hacía la unidad social por el beneficio de la hermosa tierra en la que vivimos. Es cierto que ponerse de acuerdo no es fácil pero también es cierto que si seguimos así seguramente llegará el punto de que aunque se quiera e intente lograrlo, podrá ser ya demasiado tarde.

Qué bueno que se denuncien los malos actos, que no se perdonen a aquellos que en algún momento incurrieron en trapacerías, el señalar los desaciertos de los demás es algo muy arraigado en nuestra sociedad y vaya que lo sabemos hacer y lo peor de todo, lo estimulamos. Todos de una u otra forma cargamos con una culpabilidad en esto, por ser partícipes, complacientes, espectadores u orquestadores. Nos encanta un buen chisme, perversamente se disfruta más incentivar confrontaciones en lugar de procurar evitarlas, ya hasta para muchos grabarlas es más divertido que tratar de pararlas. Y en el ámbito político es el pan de todos los días, el descalificar al adversario pareciera parte implícita en su accionar, se pone muchas veces más énfasis en ver en cómo le puedo hacer daño al otro, en lugar de ocuparse en generar nuevas maneras propias de ganarse a la gente mediante el trabajo y resultados.

Pero bien se dijo desde las épocas romanas, a la gente pan y circo y tristemente aquí como dijo un buen amigo, “compadre que le vamos a hacer, si a la gente le encanta el pedo”

En efecto, se comienzan a caldear los ánimos, unos le tiran a los otros, otros sueñan seguir lucrando con la ignorancia y complacencia, algunos esperan que la gente no haga memoria o mejor aún, que sigan eternamente displicentes, quieren seguir encantando a la serpiente esperando esta no reaccione y les muerda, inyectando su veneno cargado de años de hartazgo, fastidio y enojo. Muchos nuevos liderazgos huelen a viejas prácticas, aunque pregonen que ellos son los redentores que necesita su gente, pasaron años en cúpulas del poder y nunca se molestaron en alzar la voz y menos actuar en contra de un sistema en cual eran visiblemente beneficiados.

Reflexión

Hablando del dicho romano de a la gente pan y circo y recordando aquellas épocas… ¿no estaría bien aventar al ruedo a todas las bestias políticas para que entre ellos se den con todo y se eliminen? Nos harían un gran favor y nos tocaría ahora divertirnos a los demás…

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)