México, (Notimex).- Joaquín Capilla Pérez se convirtió en un legendario del deporte mexicano por su manera de zambullirse en la pileta, por su sencillez en cada palabra y por sus cuatro logros olímpicos que estremecieron al país.

El clavadista capitalino nació en 1928 y falleció en el 2010 en medio de la desolación en que se vio envuelto en los últimos años de su vida a lado de su eterna compañera Carmelita Zavala, postrada en una silla de ruedas.

Pero más allá de eso, a Joaquín Capilla se le recuerda como el mejor competidor que ha tenido el país en los llamados saltos ornamentales. Se portó como un baluarte del deporte nacional y supo llevar una constante carrera deportiva, aunque en algunos lapsos tuvo altibajos.

Capilla Pérez fue campeón olímpico de Melbourne 1956 en plataforma y bronce en trampolín tres metros; plata en Helsinki 1952 y tercer lugar en Londres 1948 en 10 metros.

Con cuatro medallas y tres Juegos Olímpicos, el competidor capitalino mostró en cada momento de su vida el temperamento para sobreponerse de las adversidades y resurgir como uno de los mejores atletas del país.

Pero no sólo destacó en Juegos Olímpicos, también tuvo una brillante participación en Juegos Centroamericanos, en los que también llevó su nombre a la historia. En 1950 en Guatemala se hizo del oro en plataforma y trampolín y en 1954 en México se llevó nuevamente el oro en plataforma y oro en trampolín.

De la misma manera, asistió en Juegos Panamericanos, donde en 1951 (Argentina) ganó oro en trampolín y plataforma y en 1955 en México, se alzó con dos oros en plataforma.

Joaquín Capilla fue el primer máximo medallista olímpico mexicano y en el mundo de los clavados es el tercer saltador con más preseas olímpicas, detrás de los estadunidenses Greg Louganis con cinco y Pat McCormik con cuatro.

En 2009, fue reconocido de forma especial como ganador del Premio Nacional del Deporte, por su trayectoria deportiva. Tras ser propuesto por la Asociación Mexicana de Medallistas Olímpicos.