Los redentores del pueblo
El querer ayudar a la gente es un acto que emana o debe de emanar del corazón o a raíz del pensamiento coherente de una persona que fue inculcada con los valores universales del respeto, amor, empatía, aquel que busca honestamente ayudar a los demás. Claro que en tiempos políticos pareciera que estos valores florecen en muchas personas y que de la noche a la mañana se vuelven en seres humildes, dadivosos y con un “interés” genuino en procurar por los demás. Por ello supongo que muchas personas dicen: “que ojala y hubieran elecciones más seguido” y claro está, que no es por el gusto de votar, porque tristemente el nivel de abstencionismo sigue rondando más menos el 50 por ciento sino porque son en estas épocas que fluyen más los recursos, los bailes, los saludos y la buena vibra.
Por un lado nunca estará demás aprovechar todo aquello que se reparte o comparte pero por otro, pensemos que es en este tiempo cuando se puede aprovechar también para recordarles a algunos que quieren representarlos que el trabajo no es como la agricultura, por estaciones, que es todo el año, que las necesidades no van y vienen, generalmente siempre están. Con esto no intento recriminar a aquellos que de verdad se interesan por ayudar a la gente ni mucho menos generalizar o poner de ejemplo a algún organismo político en especial sino recordar que el deseo de ayudar al prójimo debe ser genuino y que no hay cosa que llene de mayor felicidad el corazón aparte de la familia que el poder desinteresadamente hacer que a alguien más le sonría la vida aunque sea por un instante.
El gusto por ser servicial se trae consigo o se inculca, igual que los valores, el ayudar a alguien no tiene que ir acompañado de una foto sino solo del bello recuerdo de haberlo hecho.
Bien decía Jesús el Nazareno, “Hay más dicha en dar que recibir”
El rumbo de nuestro país seguirá con buen augurio mientras todos seamos parte del cambio, la decisión está en nuestras manos, seamos nosotros los redentores de nuestra sociedad, de nuestro pueblo, no esperemos siempre que alguien más venga y haga lo que nosotros mismos podemos iniciar.
En nuestra historia ha habido personajes con los cuales mucha gente se llegó a identificar, Zapata, Villa, aquí en Tamaulipas Carrera Torres, Colosio entre otros que dieron hasta su vida por defender ciertos ideales y por ello siempre los admiraremos y honraremos. Entonces que nos pasa a los demás, no necesariamente necesitamos una revolución armada sino una revolución intelectual, cuando los pequeños actos se acumulan se crea una fuerza y todos podemos empezar por allí, por cosas pequeñas, excusas no hay.
Exijamos a nuestros gobernantes pero con propuesta en mano, cambiemos nuestra situación empezando por cambiar uno mismo, no como aquel que exige mejores condiciones sentado en un sillón o aquellos que piden que los demás sean honorables cuando ni ellos mismos lo son. Pertenecemos a una gran nación, la más hermosa de este planeta, nuestra gente es de sangre revolucionaria, sangre campirana y de intensa lucha, hagamos que por nuestras venas fluya y hierva nuestra sangre mexicana con gran orgullo e interminable pasión y con ello convertirnos todos en parte de un cambio cualitativo y regalarle un nuevo entorno a nuestra hermosa nación.
¡Seamos coherentes pero sobre todo seamos honorables, convirtámonos en los hijos que nuestra patria demanda, en los agentes del cambio, seamos todos los redentores de nuestro pueblo!
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ