Son décadas de hostilidad
De acuerdo al departamento de Estado de los Estados Unidos, las relaciones diplomáticas entre México y dicho país, datan del 12 de diciembre de 1822. De acuerdo al sitio de la presidencia de la república mexicana, los países en cuestión llevan 194 años de relaciones diplomáticas, la agenda de las naciones incluye temas dentro de los sectores político, económico y comercial, social, medioambiental, energético, técnico, fronterizo y de seguridad. Recalcan que se trata de una relación que no es para nada sencilla y es muy diversa, se comparte una frontera de más de 3000 kilómetros, por la cual cruzan cientos de miles de personas al día y en el país vecino del norte viven 34.6 millones de personas de origen mexicano.
Eduardo Pérez Hernández sostiene que la relación entre México y Estados Unidos, es un tema bastante extenso y complejo a la hora de opinar, pues se trata de una relación bilateral de las más grandes del mundo, Estados Unidos, la potencia mundial por excelencia, y México un país sumamente rico, pero nunca ha llegado a niveles tan altos de desarrollo. El propósito de este ensayo es analizar el estado de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, dado que hoy en día parece ser tema de interés popular, como debería ser siempre, pero en los días que corren hay bastante especulación sobre lo que pasará con ambos países, y si la relación seguirá siendo la misma, dadas las condiciones políticas de la actualidad.
Comencemos con algunos datos que nos pongan en contexto de la magnitud de la relación que guardan las naciones en cuestión, de acuerdo a la página oficial de la presidencia de México, en el año 2015, el comercio entre estos vecinos rebasó los 532 mil millones de dólares, ese mismo año, México compró 1.2 veces el valor de las exportaciones estadounidenses a Francia, Alemania, Japón y Reino Unido (483 mmdd), Estados Unidos se ha consolidado como el primer socio comercial de México (concentra el 64% del comercio total y el 80% de sus exportaciones), mientras que México es el tercer socio comercial de Estados Unidos (14% del comercio total, luego de China con 16% y Canadá con 15.4%), por último, México es el primero, segundo o tercer mercado de 30 de los 50 estados de EEUU y seis millones de empleos en Estados Unidos dependen del comercio con México.
En la misma tónica, Urdiales (2016), para El Economista, reporta que más de medio millón de dólares atraviesa la frontera del río bravo cada minuto, en 2015 fueron 532,000 millones y 583,000 si se toman en cuenta los servicios. También se informa que por cada millar de dólares adicionales en exportaciones se producen más de 6,000 empleos, cerca de 6 millones de empleos estadounidenses se subordinan al comercio con México (está situación es más común en los estados de California, Texas y Nueva York), un gran número de empresas mexicanas tienen presencia en el mercado estadounidense, compañías como Cemex, CCC, CH Industries, Gruma, Grupo Alfa o Grupo Financiero Banorte, entre otras, emplean a más de 81,000 personas en EEUU. Los sectores en los que más han invertido los estadounidenses en México son el industrial (con algo más del 46% de los flujos); servicios financieros y de seguros (18.3%); comercial (12%), y los servicios inmobiliarios (5.3%).
Como podemos ver, con estos simples números nos podemos dar cuenta de lo mucho que se necesitan ambos países, si tan solo hablamos del aspecto económico, es sumamente difícil que se rompiera ese lazo y sería catastrófico para la economía de ambos y también para la economía mundial, cabe destacar que no he tocado otros aspectos, como la migración, el intercambio cultural, cosas que son sumamente importantes, pero lo económico predomina en el mundo actual. Ahora que ya hemos visto la magnitud de la relación en la que se basa este escrito, podemos pasar al tema que nos interesa, a continuación, se empezará a hablar sobre el trato político que llevan estas dos naciones y cuál es su estado actual.
Entraremos en la cuestión principal ¿Cómo se manejan políticamente México y Estados Unidos? Y ¿Qué cabe esperar con el cambio de administración estadounidense? La autora, Chávez Espinoza (2003), nos dice que no hay una explicación universal para entender los cambios que han existido en la relación, aunque se puede decir que por mucho tiempo existió un patrón, pues en varias épocas sostuvieron conflictos militares, en 1848 EEUU le arrebata a México una gran parte de su territorio, la última intervención norteamericana en nuestro país fue durante la revolución, estos eventos no serían fáciles de olvidar o ignorar, en especial para los gobiernos posrevolucionarios, los cuales trataron de enaltecer el nacionalismo, un ejemplo claro de ello fue la expropiación petrolera.
Tras muchos años de hostilidad, a consecuencia de que las dos naciones decidieron participar en la Segunda Guerra Mundial, se vuelven aliados, logrando construir buenos medios de cooperación, además de que lograron acuerdos migratorios para que trabajadores mexicanos fueran a trabajar al país vecino, aunque puede decirse que entre los 40’s y los 80´s no hubo grandes cambios, en esta última década mencionada México enfrentó una grave crisis económica de la cual Estados Unidos colaboró a que saliera a flote, el haber intervenido le da a este país armas para cuestionar las políticas mexicanas en varios aspectos, empezándose a interesar más en la economía y el manejo político de nuestro país, es posible que la culminación del gran interés que surgió en EEUU por México, fue la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre ambos países y Canadá, este acuerdo estableció reglas comerciales que terminarían llevando a que México y Estados Unidos fortalecieran sus relaciones comerciales y políticas.
Todo esto derivó que, a partir del nuevo siglo, ambos países comenzaran a tratar temas de manera institucionalizada, temas que antes se habían evitado o tratado de manera muy vaga, tales como migración, medio ambiente, lucha contra el narcotráfico, este tipo de temas y otros de interés común, empezaron a cobrar mayor relevancia entre las últimas administraciones, lo que dio una nueva perspectiva a la relación bilateral, ahora con un aspecto más dinámico y con mayor interés de ambos países e inclusive en muchas ocasiones de los ciudadanos.
En el mismo tenor de la relación política entre estas naciones, Monge (2008), dice que hoy en día México y Estados Unidos se necesitan más que nunca pues ambos países se encuentran en guerra, México contra el narcotráfico y Estados Unidos en guerra con algunos países del este, la posición geográfica de ambos países, sus recursos naturales y humanos, la tecnología que cada uno tiene, así como características que uno de los países tiene y el otro no, son cosas que les conviene compartir para lograr un desarrollo más amplio y elevar su poderío.
A pesar de esto cabe destacar que entre México y Estados Unidos hay una brecha de desarrollo bastante grande, lo que provoca que los contextos y decisiones que toma cada país difieran en muchas ocasiones. El mismo flujo de capital, bienes, personas, materias primas es el causante de que ambos países se vean en la necesidad de buscar procedimientos que permitan su perpetuidad y la razón para que intenten agilizar la política exterior y estar siempre a la expectativa de posibles acuerdos o modificaciones a los mismos, apunta el alumno de la UAMCEH-UAT.
La relación entre México y Estados Unidos es descrita por Velázquez (2011), con una serie de características, en primer lugar, se trata de una relación especial, esto se dice por la peculiaridad de la frontera, los rasgos geográficos de ambas naciones, de la mezcla de culturas entre ambos países y el inusual intercambio que tienen. En segundo lugar, una creciente interdependencia, la misma se ha creado gracias a los acuerdos y tratados entre ambos países, el aumento de inversión norteamericana en nuestro territorio y la migración de mexicanos hacia el norte, ahora lo que pase en Estados Unidos tiene consecuencias en México y viceversa.
En tercer lugar, la agenta interméstica, se refiere a que los asuntos a tratar son internacionales y domésticos, la diferencia en la política exterior e interna entre ambos países se diluye, cada país ve los problemas desde su óptica y puede llegar a tomar decisiones unilaterales, dependiendo del tema, lo que puede crear tensión. En la cuarta posición, una creciente asimetría, ambos países cuentan con ideologías distintas, lo que lleva a que tengan comunidades diferentes, lo que ha llevado a cada país a tener un nivel de desarrollo bastante distinto. En la quinta característica se habla del patrón conflicto – cooperación, como sabemos, históricamente, han existido conflictos entre ambas naciones, lo cual provoca algunos sentimientos de recelo o rencor, pero esto no ha sido factor que impida la cooperación en momentos clave y cuando más se necesita.
La sexta característica es una relación complicada, se trata de una relación compleja, ya que los temas de intereses son complejos y difíciles para lograr acuerdos o elegir lo que más convenga a ambos países, a esto se le suma todo lo administrativo y burocrático que puede llegar a demorar todo. Por último (séptima característica), es una relación intensa, gana intensidad gracias al gran número de temas en las agendas de los países y el impacto que pueden generar, hay demasiadas cosas a tener en cuenta que involucran a ambos países, por lo que siempre tienen que estar al pendiente de lo que pasa y lo que puede llegar a suceder, además siempre pueden llegar a surgir conflictos nuevos.
Esas siete son las principales características de la relación entre México y Estados Unidos, mismas que determinan cómo se traten muchos temas de interés para las naciones en juego, muy probablemente no haya otra relación como la de estos dos países en ninguna otra región de nuestro planeta. Desde el momento en que Donald Trump ganó la presidencia de Estados Unidos, se empezó a especular que pasaría con la relación entre México y Estados Unidos, sentimiento provocado por el discurso que manejó Trump durante su campaña, en el que hacía ver que muchos de los grandes problemas de su país eran causados por México y sus ciudadanos, además del famoso muro que propuso que nuestro mismo país pague.
Desde antes que Donald Trump ganara la presidencia, era un tema relevante el futuro de la relación entre ambos países involucrados, en este contexto Ramírez Tamayo (2016), realizó una entrevista a Frederic García, presidente ejecutivo del Consejo de Empresas Globales, un organismo al que asisten los CEO (Chief Executive Officer) de 47 compañías multinacionales presentes en la República Mexicana, en esta entrevista se destacaba que muy probablemente, el desconocimiento que tienen ambos países sobre el otro ha contribuido a la aceptación del discurso de Trump, es decir, por ignorancia, también se destaca que a pesar de la retórica de Trump la dependencia entre México y Estados Unidos es innegable, por último, se le da importancia al hecho de que la relación entre estos dos países, más allá de quien los dirija, es un tema de preocupación popular.
Desde el punto de vista “oficial”, el embajador de México en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, opinaba para Uno TV que si bien había una gran posibilidad de que la relación se descarrilara, también había otra muy grande de construir una relación más madura, aunque advertía que el llevar una buena relación no debe ser a cualquier costo, ni bajo cualquier condición. Por otro lado, Paullier (2017), opinaba tras la cancelación de la visita de Estado de Enrique Peña Nieto a la Casa Blanca tras una serie de polémicas sobre el famoso muro, que era algo bastante polémico, pues casi todo fue de forma virtual en la red social Twitter.
Se habla de que esta crisis diplomática es la peor en décadas, donde los mexicanos podrían unirse a la defensiva, el gobierno mexicano se encuentra en un escenario hostil y muy impredecible, el país se encuentra vulnerable y no puede descartarse una situación donde se congelen las relaciones. La confianza se ha visto fracturada, lo que ha generado reacciones en ambas sociedades, llevando a pensar a cada una que su similar es una amenaza latente, a pesar de esto no dejarán de colaborar, pero será mucho más difícil tener iniciativas nuevas y avanzar en la relación. La clave parece estar en que los involucrados estén conscientes de que habrá turbulencia, pero eso debe terminar para que no lleve a decisiones abruptas. El futuro está en juego, y las próximas decisiones que tomen los gobiernos de cada país serán claves, así como la actitud que muestren sus ciudadanos.
De acuerdo con Eduardo Pérez, la relación entre México y EEUU no pasa un buen momento, pero eso no implica que su importancia disminuya, sino que ahora ambos países tendrán que cuidar mucho más sus próximos pasos para no perder a uno de sus mayores socios comerciales, a un vecino que más allá de lo económico, le aporta mucho más, principalmente en lo social y en lo cultural. Si bien, se puede llegar a hablar de crisis, es sumamente difícil que se corte de tajo la relación bilateral, ya que ambos países se necesitan en demasía, y es esta dependencia lo que debe hacer que sus gobernantes y líderes lleguen a acuerdos para que se logre una estabilidad, el hecho de que se pueda llegar a tener una relación bilateral saludable es algo que beneficiará a todos los ciudadanos de los países.
Las sociedades de las dos naciones juegan un papel importante en esto, pues como se puede ver, el desconocimiento y la ignorancia han provocado que los ciudadanos de México vean a los estadounidenses como una amenaza, y viceversa, cuando no es así, ambas partes deben exigir a sus representantes que se tenga una buena relación o al menos una relación aceptable con sus vecinos. Un punto clave parece ser el cómo los lideres mexicanos lidien con el presidente Donald Trump y sus ideas, en muchas ocasiones extremistas, no caer en provocaciones ni en situaciones sin fundamento es muy importante, así como mantener la postura como gobernantes que son. Para mí esto es lo más destacable del hoy por hoy de una de las relaciones políticas más importantes y emblemáticas del planeta.
Correo: amlogtz@gmail.com
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
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