Los ‘amiguis’ de Yarrington
El ex gobernador Tomás Yarrington disfrutó del poder y de sus prominentes amigos, desde mandatarios hasta alcaldes y diputados, y sobre todo del PRI. En las famosas cabalgatas que organizó asistieron más miles de jinetes, incluido el presidente Vicente Fox, y gobernadores como Enrique Martínez, de Coahuila, y Fernando Elizondo, de Nuevo León. A su lado, el alcalde de Nuevo Laredo, José Manuel Suárez López, anfitrión de estas reuniones, que convocaba a toda la clase política del noreste y de la capital del país. En el Ayuntamiento local, en aquellos años, se exhibían acusaciones de corrupción entre funcionarios.
Yarrington ejercía el poder a plenitud en Tamaulipas, pero su plan era mayor. Sus aspiraciones eran llegar a la presidencia, primero del PRI, luego de la República. El 30 de diciembre del 2005, una fracción de diputados del PAN interpuso una demanda en su contra. De acuerdo con el acta de la sesión del Congreso, el 2 de febrero del 2006, la mayoría priista lo defendió y dijeron no encontrar elementos para su juicio. El entonces diputado estatal Ramón Garza Barrios, manifestó su postura contra el juicio político a Tomás Yarrington y enfatizó obras construidas en el sexenio. “Mucha gente está de acuerdo con lo que hizo el ex gobernador Yarrington Ruvalcaba a lo largo y ancho del Estado”, enfatizó.
Según reporte de elmanana.com.mx, en aquellos días, el neolaredense Everardo Quiroz, del PAN, refutó: “Vivimos, como les dije en un Estado antidemocrático, un Estado donde falta la rendición de cuentas”. Otro neolaredense, Carlos Montiel Saeb, del PRI, se unió a los diputados de su partido y pidió que no se aplicara el juicio político a Yarrington. “En el caso concreto, de ninguna manera se ajustan los hechos a la esencia del juicio político”, dijo. Ganó la mayoría priista y el ex gobernador no fue sometido a juicio político en Tamaulipas.
Entre los amigos de Luis Carlos Castillo, el “Dragón”, empresario tamaulipeco de origen humilde, que corrompió a autoridades mexicanas, y que logró extenderse a los Estados Unidos, se encuentran la sociedad política y de negocios con el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republicano, y el ex gobernador texano Rick Perry. Por medio de contratos ilegales, sobornos, recursos públicos y negocios al margen de la ley, logró amasar en Texas una cuantiosa fortuna con ayuda de sus “amigos”. Después de entablar estas relaciones, se dirigió a México para contactarse por primera vez con dos personajes claves: Enrique Martínez y Martínez, empresario y gobernador priista de Coahuila de 1999 a 2005, y Alfredo del Mazo González, ex gobernador mexiquense.
Toda esta información se relata en la columna “Los otros ‘amiguis’ del Dragón” escrita por Salvador García Soto, en la cual explica que parte de estas redes de corrupción y los millonarios negocios de Luis Carlos Castillo (El Dragón) se extendieran desde el centro de la República mexicana, el Estado de México, Aguascalientes y el antiguo Distrito Federal hasta la frontera norte del país en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. “La capacidad del empresario traspasó el Río Bravo y alcanzó al sur de Texas, en donde sentó las bases de su emporio financiero”. García Soto relata que la clase política texana, del Partido Republicano, fue la que inicialmente ayudo a ascender al “Dragón”.
Después de hacerse “amigo” de Enrique Martínez y de Alfredo del Mazo, estos lo conectaron con el resto de los gobernadores mexicanos que después formarían parte de sus redes: Humberto Moreira, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre, Natividad González, Rodrigo Medina, Enrique Peña Nieto y Armando Reynoso Femat. Varios de ellos han sido mencionados por El Dragón como “testigo protegido” en la Corte federal de Corpus Christi. El escritor señala que antes de cruzar la frontera, Luis Carlos Castillo ya había sentado sus reales en Texas.
“Su relación con el alcalde varias veces reelecto de Mission, Norberto Salinas, llegó a ser tan cercana que hasta se hablaba de una “sociedad” entre el empresario constructor y banquero y el político republicano”. En la época de cercanía con los republicanos logró ser socio del International Bank, institución financiera de McAllen, en donde abrió infinidad de cuentas para triangular y lavar el dinero que obtenía de sus negocios turbios con políticos tanto en México como en EEUU.
Según revoluciontrespuntocero.mx, “estas relaciones políticas sólidas en Estados Unidos y su papel como socio de un banco texano, fue lo que llevó a muchos gobernadores de México a confiar en Castillo Cervantes para hacer “negocios” con él. Soto lanza la pregunta: “¿Si era bien visto en Texas, amigo de políticos republicanos y hasta socio de un banco del vigilado sistema financiero estadounidense?, ¿cómo no creer que era un empresario ‘confiable’ para aceptar darle contratos a sobreprecio, recibirle a cambio millonarios sobornos y además confiarle el dinero de esa corrupción para que él los ayudara a “lavarlo” con una sofisticada ingeniería financiera que terminaba en cuentas de Estados Unidos?”
A partir de entonces, varios políticos mexicanos como Martínez y Martínez, Moreira, González Parás, Medina, Yarrington, Hernández, Egidio, Peña, Reynoso, “no sólo aceptaron gustosos hacer “negocios” con El Dragón, sino que además comenzaron a comprar, con el dinero ilícito que obtenían de esos manejos financieros, casas y residencias de lujo en McAllen, Mission, El Paso y hasta en Houston” – señala. “Era tan fuerte la presencia mexicana en esa región, la de mayor auge económico en el sur texano, que El Dragón y sus amigos políticos solían decir en tono de broma que al comprar propiedades estaban llevando a cabo la reconquista de Texas”.
En la columna se menciona que si ahora Castillo Cervantes declara como “testigo protegido” también hablará de sus negocios y relaciones con los políticos del Partido Republicano en Texas o si sólo denunció a políticos mexicanos. Por último, se cuestiona: “¿Será que los fogonazos que escupe el también llamado Rey de los Dragones alcanzarán a los políticos estadounidenses que pudieron ser parte de su red de corrupción o el fiscal Madgison —que ya parece más bien fiscal anticorrupción de México— sólo está interesado en perseguir a los gobernantes corruptos de origen mexicano y no a los de su país?”
La Agencia Proceso dice que el nuevo Siglo XXI le favoreció a Osiel Cárdenas Guillén cuando Tomás Yarrington, un viejo amigo del cártel de Matamoros, llegó al gobierno de Tamaulipas. En 1993, durante su campaña política rumbo a la alcaldía de Matamoros, Yarrington recibió contribuciones de esa organización, y lo mismo ocurrió en 1998, cuando se lanzó como candidato a gobernador. En esta última etapa, dos millones de dólares fueron entregados por los comandantes de la Policía Ministerial al brazo derecho del aspirante priista, el fallecido Jesús Vega Sánchez, en esa época líder estatal del Revolucionario Institucional.
Los detalles de las aportaciones a la campaña de Yarrington y los sobornos que recibió de parte de Osiel Cárdenas y posteriormente de Los Zetas, están en el ‘Documento del Caso Criminal No. B-12-435-S1 (Estados Unidos de América vs Tomás Yarrington Ruvalcaba y Fernando Alejandro Cano Martínez)’, radicado en la Corte de Sur de Texas, que se mantenía “sellado” y fue liberado. Como alcalde de Matamoros, Tomás Yarrington –detenido en Italia, acusado de los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, entre otros– colaboró y protegió a una “organización criminal cuyos miembros estaban comprometidos con la ilegal importación y exportación de tráfico de drogas, lavado de dinero, fraude bancario y transacción de divisa”, precisa el documento.
Eran los tiempos en que el cártel de Matamoros sólo traficaba narcóticos hacia Estados Unidos. Aún no se dividía de su “brazo armado” y no se metían con la población. En esos años Tamaulipas registraba cero secuestros y los homicidios dolosos promediaban alrededor de 350 anualmente. La llegada del “gobernador amigo” abrió las puertas para que el antiguo cártel de Matamoros expandiera sus bases más allá de Reynosa y la Frontera Chica. Gracias a esa expansión, pronto se le conoció como cártel del Golfo (CDG). Yarrington era más que amigo de la organización. Se convirtió en socio cuando, siendo gobernador, permitió a Osiel que escogiera a los comandantes de la Policía Ministerial en algunas plazas, para corresponder al “regalo” de maletas llenas de billetes verdes.
Gracias a su nuevo camarada en la gubernatura, Osiel Cárdenas se preparó para conquistar nuevas plazas y someter a pequeñas bandas que controlaban importantes ciudades como Nuevo Laredo, entonces dominada por “Los Chachos” y “Los Texas”. Ordenó a su nuevo jefe de escoltas, Arturo Guzmán Decena, que su equipo de 14 zetas reclutara a nuevos miembros y se transformara en el “brazo armado”, utilizado para hacerse de nuevos reinos más allá de “Nueva Santander”. Planeó conquistar primero todo Tamaulipas, luego el noreste y otras ciudades del sur, entre ellas Cancún, ya que Osiel tenía especial interés en ese paraíso.
El enlace del CDG y Los Zetas con Yarrington era el empresario Antonio Peña Argüelles y su hermano mayor, Adolfo, ambos de Nuevo Laredo. Otro empresario de Matamoros que también tenía uno de esos apellidos fungía como conexión. A través de sus empresas entregaron los sobornos a prestanombres del gobernador, que en promedio sumaron un millón de dólares mensuales. “Antonio Peña Argüelles comenzó a trabajar con Tomás Yarrington desde aproximadamente el año 2000 o 2001, lavando el dinero proveniente de la droga que recibía Yarrington del cártel del Golfo”, destaca el documento de la Corte de Texas. El empresario de Nuevo Laredo, agrega, manejaba otros activos en Estados Unidos y México.
Los contactos de Peña Argüelles con altos miembros del CDG eran: Guadalupe Eugenio Rivera Mata, El Gordo Mata, y Juan José Muñiz Salinas, Bimbo. Eran los encargados de entregar a policías, alcaldes y al gobernador los sobornos que pagaba Osiel Cárdenas. En 2005, Peña Argüelles abrió una cuenta en el banco Banamex USA de Citigroup. Los documentos que presentó para abrirla señalan que el dinero provenía de una pequeña empresa de cría de ganado y ciervos de cola blanca, criados en su rancho. Una semana después, Peña Argüelles transfirió siete millones de dólares desde una cuenta de Nuevo Laredo. En ese momento comenzó a manejar grandes sumas de dólares a través de un “Fondo de Inversión”.
En total movió 59.4 millones de dólares, según un informe de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés), que amonestó a Banamex USA en 2013 por no cumplir con las normas de prevención de lavado de dinero. Los documentos de la Corte exponen que Peña Argüelles utilizaba el Falcon Bank y el International Bank of Commerce de Texas; HSBC y Banamex en Nuevo Laredo, y el Commerce Bank en California, donde se lavaban alrededor de 10 millones de dólares. Al final de su sexenio, Tomás Yarrington intentó convertirse en el candidato de PRI a la Presidencia de la República. Fue apoyado por un bloque de gobernadores. Tras su fracaso, entró de lleno al mundo del narcotráfico.
“De 2007 a 2009, Tomás Yarrington se involucró más directamente con el tráfico de múltiples toneladas de cocaína. Acordó con los representantes del cártel del Golfo y de los Beltrán Leyva organizar el acceso sin trabas para grandes cargas de cocaína hacia el puerto de Veracruz, México, a cambio de un porcentaje de cada carga”, precisan las acusaciones contra el exgobernador presentadas en la Corte de Brownsville. Un año después del asesinato del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, Los Zetas descubrieron que Peña Argüelles no le había entregado a éste los respectivos sobornos, y le exigieron que regresara el dinero o “no habría lugar en este mundo donde pudiera esconderse”.
Su hermano, Alfonso, ya había sido asesinado. Su cadáver apareció el 29 de noviembre de 2011 en el monumento a Colón de Nuevo Laredo, un sitio preferido por Los Zetas para dejar a los que ejecutaban. Al lado del cuerpo fue colocado un mensaje donde se le acusaba de haber robado 4.5 millones de dólares y de “no cumplir sus obligaciones”. Antonio Peña Argüelles recibió un mensaje de Miguel Ángel Treviño Morales, Z40: “Mire Señor Toño, no le estamos pidiendo por un secuestro, es por el dinero que pidió, que era para políticos, y fueron mentiras. Es mejor que pague. Muy bien, no pague, como sea a ver dónde se esconde porque bien sabe que no va a tener dónde esconderse, ni usted, ni Ponchito ni Tony.
Todos están metidos, así que quédese el dinero y en su próxima vida sepa bien a quién le roba. Además, su hermano anda diciendo aquí que usted y Tomás Yarrington, junto con Costilla mataron al candidato a la gubernatura, Rodolfo Torre Cantú, porque estaba afectando al negocio de la construcción y estaba protegido. De todas maneras, lo mataron por nada, su hermano se quedó y usted no logró nada. Y recuerde que mientras la persona esté viva en cualquier momento lo van a matar. No habrá un lugar seguro para usted Señor Toño, así que buena suerte.
“No sea pendejo y ponga atención a quién le anda robando y sobre el candidato, fue por los negocios que usted tiene con Costilla, Tomás y Osiel Cárdenas. Su hermano también me dijo de los prestanombres que tiene con las propiedades suyas y de Osiel y sabemos que están en Laredo, Texas y San Antonio.” Tras recibir esa amenaza, Peña Argüelles viajó a San Antonio, Texas, y se entregó a la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). A partir de 2012, Tomás Yarrington empezó a esconderse porque las autoridades de Texas ya habían emitido una orden para su captura.
Correo: amlogtz@gmail.com
Ambrocio López Gutiérrez
Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de Ciencias, Educación y Humanidades.
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