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Los rebeldes zapatistas

Por: Ambrocio López El Día Viernes 05 de Mayo del 2017 a las 14:14

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Los zapatistas de Chiapas hicieron su primera aparición pública, aquel primero de enero de 1994, como movimiento armado, con una declaración de guerra al gobierno y la ocupación de varias ciudades. En los años que han pasado, la estrategia del movimiento ha cambiado. El EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) abandonó en los hechos la vía armada y se comprometió con los cambios sociales y políticos que deseaba por vías pacíficas. Nunca entregó las armas y mantiene la posibilidad de volver a ellas como último recurso, sus medios de lucha han sido su palabra, su calidad moral, su capacidad y su poder de convocatoria.

Los zapatistas se han convertido en uno de los más llamativos movimientos sociales del mundo, que ha tenido mucha resonancia en una variedad de ámbitos y de luchas. También ha sido de los más comentados, junto con, por ejemplo, el Movimiento Sem Terra de Brasil. Ha sido analizado como movimiento indígena, como movimiento campesino y como movimiento democrático radical y ha sido punto de referencia en toda una gama de debates académicos, sobre globalización, sobre el desarrollo del capitalismo neoliberal, y sobre el marxismo y el futuro de ‘La Izquierda’, para mencionar algunos de los más importantes.

El primer acto público del EZLN fue la ocupación de seis ciudades en Chiapas, entre las cuales San Cristóbal de las Casas fue la mayor. Con esto empezó lo que se llegó a conocer como el levantamiento zapatista. En los primeros días, los rebeldes enmascarados, prácticamente todos indígenas, explicaban sus demandas: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz. A su cabeza estaba la Comandancia General, compuesta por indígenas de la región, pero fue el vocero mestizo, el tamaulipeco subcomandante Marcos, quien se convirtiera en el más conocido de sus líderes. Al momento de su aparición pública, el EZLN tenía presencia sobre todo en las Cañadas de la Selva Lacandona y las regiones adjuntas, pero sus ‘bases de apoyo’ (que eran como se calificaba a la población civil) se extendían también a otras regiones.

En un ensayo de Raúl Martínez Alanís, se dice que la mayoría de los integrantes del movimiento rebelde, tanto en la estructura militar como en su base civil eran (y son) indígenas, provenientes de las distintas etnias mayas presentes en Chiapas (tzotzil, tzeltal, tojolab’al, ch’ol). Habían pasado por diez años de preparación en la clandestinidad, de entrenamiento y formación política. Su existencia ya no era un secreto, el inicio de la guerra tomó a México y el mundo por sorpresa. La respuesta del ejército mexicano al levantamiento fue rápida. A la llegada del ejército, los rebeldes se replegaron en la Selva, pero en Ocosingo se dio un sangriento enfrentamiento donde perdieron la vida más de cien rebeldes.

La etapa de enfrentamiento militar del conflicto concluyó formalmente el 12 de enero cuando el entonces presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari decretó un cese al fuego, en respuesta a las movilizaciones nacionales e internacionales. Desde entonces, se ha desarrollado en Chiapas lo que muchos observadores han calificado como una guerra de ‘baja intensidad’. Se dio una fuerte ocupación militar de la llamada ‘zona de conflicto’, que comprende los municipios de Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas, y de regiones adjuntas, que, según estimaciones de organismos civiles, en su auge llegó a sumar más decenas de miles de militares. Hubo miles de desplazados, inicialmente sobre todo adversarios del EZLN de la zona de conflicto y personas que temían quedarse atrapados entre dos fuegos, después también bases zapatistas huyendo de la ocupación militar.

Entre las acciones iniciales más impactantes que realizaron los zapatistas en Chiapas estuvieron la toma de tierra. En los primeros días de enero de 1994 los zapatistas ocuparon una gran cantidad de predios privados, en su mayoría ranchos ganaderos o cafetaleros de propietarios ‘ladinos’, eso es no indígenas, todos ubicados en lo que se conocería como la zona de conflicto: los municipios de Ocosingo, Altamirano y Las Margaritas. Se estima que en total los zapatistas ocuparon unas 60,000 hectáreas (Villafuerte et al, 1999: 131).

En el segundo año de su vida pública, a raíz sobre todo de los diálogos de San Andrés Larráinzar, el movimiento zapatista llegó a proyectarse en primer lugar como levantamiento indígena. Casi sin habérselo propuesto, los zapatistas se encontraron a la vanguardia de la lucha por el reconocimiento de derechos y cultura indígenas en México. Desde el principio, el EZLN había expuesto las condiciones de marginación, discriminación y humillación que sufrían los indígenas en México y estaba claro que el carácter indígena del movimiento contribuía de manera muy importante a su capital simbólico. Sin embargo, no fue sino hasta el prolongado proceso de San Andrés y las controversias posteriores acerca de la reforma constitucional sobre derechos indígenas, que los zapatistas empezaron a definir más claramente demandas de corte étnico.

Hubo una cantidad indeterminada de desplazados de la zona en conflicto que huían de los efectivos gubernamentales, de los paramilitares o de los zapatistas. En Chiapas, fueron expulsados por lo menos 64 ciudadanos extranjeros, provenientes de varios países (ItaliaSuizaEspañaNoruegaFranciaEstados Unidos y Canadá), entre otros, en aplicación del artículo 33 de la Constitución mexicana, por ejercer actividades para las que no se había autorizado su entrada. Así, el vocero en turno de la Comisión de Concordia y Pacificación, Oscar López Velarde comentó que “la expulsión de los extranjeros fue porque pretendieron ejercer acción de autoridad, pasando por encima de las leyes mexicanas”.

El costo económico es difícil de cuantificar. El Gobierno federal destinó 28 mil millones de pesos mexicanos para apoyar a los gobiernos de los municipios ubicados en la zona del conflicto. A los ataques militares del EZLN, se sucedieron una serie de respuestas por parte de efectivos militares gubernamentales y de civiles armados y agrupados en fuerzas de autodefensa (paramilitares) con diverso grado de apoyo por parte de efectivos gubernamentales. Los alzados en armas denunciaron las siguientes operaciones en su contra:

La organización Human Rights Watch (HRW) denunció que los movimientos guerrilleros de México atentan contra los derechos y la salud mental y física de menores de edad, al reclutarlos para cumplir actividades militares. Si bien el ejército mexicano tiene establecida una edad de reclutamiento de 16 años, en abril de 1994, periodistas de medios mexicanos e internacionales fueron invitados por la guerrilla a una zona de selva donde se celebró un desfile de niños guerrilleros de entre 6 y 15 años. El mando del EZLN envió una carta a varios periodistas para invitarlos a que evitaran mencionar a los niños guerrilleros.

Se ha adjudicado, durante las ocupaciones de poblaciones a parte de los miembros del EZLN, diversos actos de vandalismo, como la quema de edificios públicos, la destrucción del Palacio Municipal y la destrucción de archivos, mobiliario y material de oficina de los organismos públicos. También se les culpa de haber producido el saqueo de algunos establecimientos comerciales, el robo a particulares de vehículos y de ganado. Se especulan estas acusaciones. En 2002 el subcomandante insurgente Marcos criticó a diversas personalidades políticas españolas y al juez Baltasar Garzón por ilegalizar la coalición radical vasca Batasuna por sus vínculos con la banda terrorista ETA.

El movimiento zapatista fue una importante revolución que, a diferencia de muchas otras, trajo consigo cambios positivos, como condiciones de vida digna en la sociedad sin necesidad de violencia, negligencia o acciones negativas. La mayoría de la gente no se ha dado a la tarea de investigar realmente al EZLN, que no es una organización que solo lucha en contra del gobierno sino es un ejemplo claro de organización, unión y compromiso con sus habitantes buscando mejores condiciones de vida. El EZLN demuestra que muchas veces no se necesita ser escuchado para tomar iniciativa y actuar para un progreso común.

Seguro que es un tema que se tiene que dar a conocer, para poder entender lo que realmente viven y no lo que nos cuentan, y que no se necesita ayuda externa para lograr cambios reales en la gente y en las ideas, sólo se necesita fuerza de voluntad. Darse cuenta de que estas comunidades buscan cambiar las injusticias y hacer justicia con honestidad, vivir bien y sin necesidad de dañar a los demás es de suma importancia. Es evidente que es un tema que nos sirve a todos para hacer conciencia sobre la política y la sociedad que estamos viviendo, además de que nos enseña que nosotros tenemos la capacidad de generar un cambio.

“El EZLN planteó, el 1 de enero de 1994 el desafío más grande que se puede hacer en la vida de cualquier Estado nación: la declaración de la guerra, en su propio territorio y por sus propios ciudadanos. Fue una situación límite, en la que se puso en juego el sentido mismo de la integridad nacional, y la verdadera capacidad de respuesta del estado frente a los rebeldes”. Se concluye con esta cita, ya que hace reflexionar sobre la importancia que tiene el movimiento zapatista y que queda pendiente llevar a cabo acciones para que sus esfuerzos no sean en vano.

Bibliografía citada por Martínez Alanís:

  • Abelardo Hernández Millán. Los hijos más pequeños de la tierra. Ed. Plaza y Valdés, 1998.
  • Almeyra, Guillermo y Alberto D'Angelo. La ribellione zapatista in Chiapas. Datanews, 1994.
  • Almeyra, Guillermo y Emiliano Thibaut. Zapatistas: un mundo nuevo en construcción. Maipue, 2006.
  • Baschet, Jérôme. La Rébellion zapatiste. Insurrection indienne et résistance planétaire. Flammarion, 2005.
  • Camú Urzúa, Guido y Dauno Tótoro Taulis. EZLN: el ejército que salió de la selva. Planeta, 1994.
  • De la Grange, Bertrand y Maite Rico. Marcos, la genial impostura. El País, Aguilar, 1998.
  • EZLN. Documentos y Comunicados 1, 2, 3 y 4. Era, 1994, 1995, 1997 y 2003.

Correo: amlogtz@gmail.com

 

Ambrocio López Gutiérrez

Periodista y Sociólogo.
Columnista en diversos medios  electrónicos e impresos.
Redactor en el equipo de Prensa de la UAT.
Profesor de horario libre en la UAM de  Ciencias, Educación y Humanidades.

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