México, (Notimex).– Constituido por un conjunto de documentos que integran información geográfica y estadística, el Atlas Nacional de Riesgos permite simular escenarios de desastres, emitir recomendaciones para la oportuna toma de decisiones y establecer medidas efectivas de prevención y mitigación.

Esta herramienta funciona como un sistema integral de información sobre fenómenos perturbadores a los que está expuesta una comunicad y su entorno.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) integra el Atlas Nacional de Riesgos a partir de la información que proporcionan los estados y municipios, así como instancias académicas y del gobierno federal.

A través de la plataforma informática http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx, concentra las bases de datos, que permiten realizar el análisis del peligro, de la vulnerabilidad y del riesgo ante desastres a escala nacional, regional, estatal y municipal.

Mediante la infografía “Atlas de Riesgos: ¿Qué sabes del lugar que habitas?”, el organismo de la Secretaría de Gobernación refirió que por ley, las autoridades de Protección Civil de todos los niveles de gobierno deben desarrollar y actualizar sus atlas de riesgo.

Los fenómenos que se integran en este diagnóstico de peligros son geológicos, es decir, sismos, erupciones volcánicas, tsunamis, inestabilidad de laderas, hundimientos; e hidrometeorológicos como los ciclones tropicales, lluvias extremas, inundaciones, tormentas de nieve y granizo.

Así como químico–tecnológicos: incendios, explosiones, fugas tóxicas, radiaciones y derrames; sanitario–ecológicas: epidemias, plagas, contaminación de aire, agua y suelo y socio-organizativos: accidentes de tránsito, suspensión de servicios vitales, concentraciones o movimientos masivos de población.

Su estructura y contenido sirve para orientar los planes de desarrollo urbano, valorar posibles escenarios de afectación por la presencia de un fenómeno natural y gestionar el uso correcto del suelo para no construir en zonas de riesgo.

Así como dar seguridad a las inversiones públicas y privadas ante eventos perturbadores, facilitar la emisión de declaratorias de emergencia y desastre; y mejorar los procesos de contratación de los seguros de infraestructura estratégica como escuelas y hospitales.

Los documentos que se pueden consultar son mapas de riesgos; de riesgos por fenómenos perturbadores; y de susceptibilidad; inventarios de bienes expuestos y vulnerabilidades así como escenarios de riesgos.

Los mapas cuentan con íconos que permiten delimitar un zona determinada, de la cual se arrojan datos como área en kilómetros cuadrados, perímetro en kilómetros, cifras de población, viviendas, establecimientos de salud, escuelas, supermercados, aeropuertos, hoteles, bancos, gasolineras, presas, colonias y unidades de producción pecuaria.

La información se puede consultar en capas: peligro, sistemas expuestos, indicadores, vulnerabilidad, instrumentos, declaratorias, las cuales se pueden combinar para obtener un diagnóstico más amplio.

Con los datos que se obtienen se puede conocer la frecuencia e intensidad de los peligros en el territorio nacional, identificar los procesos físicos y sociales que genera el riesgo, visualizar proyecciones a futuro del impacto de un fenómeno.

De igual manera, implementar medidas preventivas en infraestructura expuesta a riesgo, estimar el impacto de un fenómeno y las necesidades de las áreas declaradas en emergencia o desastre, concienciar a la población sobre los riesgos a la que está expuesta y orientar las políticas públicas para disminuir el riesgo, y por lo tanto, los desastres.

En las últimas décadas, los atlas de riesgo se han convertido en instrumento clave del desarrollo de la política de protección civil en México ya que sus resultados pueden incorporarse a los programas de desarrollo urbano, y reordenamiento territorial, lo que permite que el riesgo disminuya y se salvaguarde la vida de la población.