Aunque la mejor manera de gestionar las crisis es evitarlas o estar preparados para ellas;  los gobiernos no siempre lo están, ni tienen preparación previa para reaccionar ante las crisis. Por lo que se empieza a actuar una vez que la crisis ya está sucediendo.

Por esto, es solo una suposición que toda crisis es evitable, pero también es un hecho que los gobiernos no cuentan con células especializadas para el manejo de crisis. El mito de lo evitable forma parte de las posturas asociadas al mundo privado o a las marcas comerciales, pero es poco real en la gestión de gobierno.

También debemos reconocer que existe un factor sorpresa y que su peso psicológico es enorme, al ser una reacción emocional frente a un evento inesperado.

Son muchos los autores que han hablado de la importancia de lo sorpresivo sobre lo planificado, que curiosamente desde lo gubernamental, resulta mucho más habitual. Esto se deriva de una complicación muy grande para los gobiernos, debido a su alto nivel de exposición y al hecho de ser, en última instancia, articuladores finales de todos los conflictos sociales e individuales.

Y ni hablar cuando las crisis son producidas por escándalos, ya que es muy seguro que no se cuente con una estrategia de gestión de crisis por parte de los propios funcionarios, siendo que la mayor de las veces ellos mismos son los protagonistas de estos escándalos, ya sean de tipo sexual, de corrupción, de abuso de poder, de enriquecimiento ilícito, etc.

Una crisis genera amenazas, urgencias e incertidumbre y pone a prueba la flexibilidad de las élites ante retos complejos y rápidos. Quien gestiona las crisis suele pensar que su poder sigue intacto y actúa con la Estrategia del Silencio, la cual permite que otros puedan hablar y definir los términos del conflicto; o actúa con la Estrategia de la Negación, rechazando todo, suavizando un hecho o aseverando que una acción fue realizada con éxito aunque realmente no fue así.

No hacen otra cosa más que generar pérdidas aceleradas de credibilidad, si los argumentos usados no corresponden con la realidad de la presión que los medios pueden llegar a instalar durante 24 hrs. los 7 días de la semana.

La gestión de crisis es la capacidad de una organización de reducir o prever los factores de riesgo e incertidumbre, de forma que se capacite para asumir de manera rápida y eficaz las operaciones de comunicación que contribuyan a reducir o eliminar los efectos negativos que una crisis desencadena.

Gestionar crisis es dar certidumbre y esto trae una realidad fundamental para el sistema político y también para el sistema de medios: dar noticias cargadas de certidumbre no necesariamente es dar buenas noticias. La tentación de los gobiernos en disminuir la importancia de los factores negativos que definen una crisis, resulta contraproducente.

En la comunicación de crisis la única opción es la verdad, aunque resulte dolorosa o perjudicial. No hay espacio para la mentira, ya que puede resultar en una estrategia errónea de comunicación, especialmente si no se relaciona  la verdad con anticipación, agilidad y calidad informativa.

Aunque el marketing y la comunicación pueden ser remedios para una crisis política, el caer en mentiras o verdades a medias puede agraviar la problemática política, económica y social, como sucede en nuestro país.

Y tú, ¿crees que el marketing político es el remedio para la crisis de un gobierno?

@Alberto_Rivera2

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.